martes, 13 de enero de 2009

Novena a la Virgen de Altagracia

Novena en honor de Ntra. Sra. de Altagracia

ORACIÓN PREPARATORIA
Oh Madre querida, Virgen dulcísima de Altagracia. Patrona nuestra! Míranos aquí, postrados en tu presencia, deseosos de ofrecerte en este novenario el testimonio de nuestro amor y correspondencia a los innumerables favores que de tus manos hemos recibido Tú eres nuestra Abogada, y como menesterosos venimos a encomendarte nuestras necesidades. Tú eres nuestra Maestra, y como discípulos venimos a aprender los ejemplos de tu santa vida. Eres nuestra Madre, y como hijos venimos a ofrendarte todo el amor de nuestro corazón. Recibe Madre querida, nuestras alabanzas y escucha atenta nuestras súplicas. Amen.(Pida cada uno las gracias que desee obtener de la Santísima Virgen de Altagracia).SUPLICAS1ª ¡Oh Madre dulcísima de Altagracia, toda pura e Inmaculada desde tu Concepción!, te suplicamos bendigas bondadosa a nuestros hijos, conservando la inocencia de nuestros niños y aumentando el amor a la pureza de nuestra juventud. Ave María……

2ª. ¡Oh Madre dulcísima de Altagracia, modelo admirable de madres y esposas cristianas en la humilde casita de Nazaret, te suplicamos bendigas nuestros hogares, haciendo florecer en ellos la santidad del matrimonio. Ave María……

3ª ¡Oh Madre dulcísima de Altagracia, que tuviste la dicha de recibir en tus brazos a tu Santísimo Hijo muerto por nosotros en la Cruz, te suplicamos nos socorras a todos en la hora de la muerte, para que muriendo con el nombre de Jesús en los labios y en el corazón, podamos volar a la gloria de vuestros brazos maternales. Ave María….

ORACIÓN FINAL
¡Virgen Santísima de Altagracia! De todo corazón te agradecemos las continuas bendiciones que sobre nosotros derramas. De tus manos y de tu corazón maternal recibimos cada día el sustento que nos da nuestro Padre del cielo. Tu eres nuestra defensora en los peligros, nuestro socorro en las necesidades y nuestra esperanza en los sacrificios de nuestra vida cristiana. Por tu Corazón Inmaculado queremos tributar a Dios un himno de acción de gracias por tantos beneficios dispensados. Te prometemos ¡Oh Madre! Gratitud y fidelidad. Tu reinarás siempre en nuestros hogares y en nuestro pueblo, donde todos te veneraremos como a Señora y Madre, haciendo florecer todas tus virtudes. Haznos dignos de llamarnos tus hijos, a fin de que sirviendo a Dios y a Ti en este mundo, alcancemos la más alta gracia que nos traes: una muerte cristiana que nos abra las puertas del cielo. Así sea.

Virgen de Altagracia, Madre y Señora:

En ese día final de tu Novena estamos todo el pueblo de Siruela a tus pies. Nos cuesta trabajo dejarte. Y por eso continuaremos visitándote en tu ermita, aunque suponga para nosotros sacrificio, tiempo y esfuerzo perseverante. Todo lo puede el que ama, y a amar Tú nos has enseñado.Venimos a alabarte por las "maravillas que ha hecho en ti el Señor, todopoderoso".Por tu Concepción Inmaculada, por ser Hija de Dios Padre, Templo del Espíritu Santo y madre verdadera de Jesús, Hijo de Dios. Por tu privilegio de ser Virgen y Madre Santa, llena de gracia y

…. De "Alta Gracia", la más bendita de las mujeres, Corredentora al pie de la Cruz y Madre de todos los hombres, Porque Dios te elevó al cielo y junto a El intercedes por nosotros como Abogada, Reina y Madre de misericordia.Venimos también a darte gracias: Cada uno de los hijos de Siruela sabemos los dones que, por tu mediación hemos recibido de tu Hijo Jesús.Tu has permanecido atenta, cercana y amorosa en nuestros sufrimientos y alegrías. En nuestras pruebas y apuros que, por Ti, han encontrado solución y luz. En las dificultades de nuestra convivencia familiar, en la responsabilidad de la orientación de los hijos y en las enfermedades y achaques de nuestros ancianos. Tu has sabido, como Madre, de nuestras esperanzas y oraciones de cada día, de nuestros desconsuelos y protestas, de nuestras vidas y olvidos de la fe, de nuestros deseos de bien y hechos del mal. Y siempre has perdonado, comprendido y disculpado. Gracias, Madre.Y como hermanos tuyos, pecadores y peregrinos en este valle de lágrimas, venimos a suplicarte:"Mostrad, Señora de Altagracia, que sois nuestra Madre", y bendice a tu pueblo de Siruela: a nuestro párroco, a todas las familias que vivimos aquí y a las que han formado sus hogares en otras tierras.Danos la gracia de aprender y practicar aquellas virtudes y dones que a cada uno nos has dado.Concede a los niños la sencillez, la inocencia y la alegría. Da a los jóvenes un corazón limpio, generoso, y emprendedor de nuevas conquistas. Concede a los mayores perseverancia y paciencia en su esfuerzo diario, en su trabajo, y sacrificio por el hogar. Otorga a nuestros ancianos serenidad, acomodación a sus hijos y ejemplo de bondad y de fe.Señora de Altagracia, haz que todos nosotros, cuanto más te amemos, más nos acerquemos a tu Hijo, Jesús. Cuanto más te conozcamos, más aprendamos a amar a Jesús y a permanecer unidos y generosos como pueblo y como hermanos. Y cuanto más te escuchemos, más lleguemos a poner por obra las palabras de tu Hijo.
Bendícenos a todos, Madre de Altagracia.

Virgen de la Altagracia

MAS SOBRE ESTA HISTORIA

La Virgen de la Altagracia es la Protectora del Pueblo Dominicano (por confusión, muchas personas piensan que es la Patrona del país; la Virgen de las Mercedes es la Patrona). Su devoción, por parte de la población católica, se inició en el país durante el período colonial, de donde pasó a otras regiones de América.. El 12 de mayo de 1512 es erigida en parroquia la villa de Salvaleón de Higüey por el obispo de Santo Domingo, García Padilla. Para esa época, se instalaron en Higüey los hermanos Alonso y Antonio de Trejo, naturales de Placencia, en Extremadura (España), quienes fundaron un trapiche para producir azúcar. Al mudarse estos hermanos a la villa de Higüey, trajeron consigo la imagen de la Virgen de la Altagracia y, más tarde, la ofrecieron a la parroquia para que todos pudieran venerarla.En su relación del año de 1650, el canónigo Luis Gerónimo de Alcócer dice: “La ymagen miraculosa de nuestra Señora de Alta Gracia está en la villa de Higüey, como treynta leguas desta Ciudad de Santo Domingo; son innumerables las misericordias que Dios Nuestro Señor a obrado y cada día obra con los que se encomiendan a su Santa ymagen: consta que la trayeron a esta ysla dos hidalgos naturales de Placencia en Extremadura, nombrados Alonso y Antonio de Trexo que fueron de los primeros pobladores desta ysla, personas nobles como consta de una cédula del Rey Don Felipe Primero, año de 1506, en que encomienda al Governador desta Ysla que los acomode y aproveche en ella, y aviendo esperimentado algunos milagros que avia hecho con ellos la pusieron para mayor veneracion en la yglesia parroquial de Higüey, adonde eran vecinos y tenían haciendas. Parece que no quiere Dios Nuestro Señor que salga de aquella villa, porque a los principios embiaron por ella el Arzobispo y cabildo de la Cathedral y se desapareció de vn arca adonde la traian cerrada con veneración y cuidado y el mesmo tiempo se apareció en su yglecia de Higüei adonde solia estar; está pintada en un lienzo muy delgado de media vara de largo y la pintura es del nacimiento y está Nuestra Señora con el Niño Jesús delante y San Joseph a sus espaldas. Y con aver tanto tiempo tiene muy vivos los colores y la pintura como fresca; van en romería a esta santa ymagen de Nuestra Señora de Alta Gracia de toda ysla y de las partes de las Indias que están más serca y cada día se ven muchos milagros que por ser tantos ya no se averiguan ni escriven, algunos en señal de agradecimiento, los hacen pintar en las paredes y otras parte de la yglecia y con ser los menos ya no ay lugar para más; son muchas las lismosnas que se hacen a esta santa yglesia y así está bien proveída de ornamentos y tiene muchas lámparas de plata delante de su santa ymagen”. En 1690, los españoles encabezados por Antonio Miniel invadieron el territorio del Oeste y el 21 de enero derrotaron a los franceses en la histórica batalla de la Sabana Real de la Limonade, pereciendo el gobernador francés Cussy en la acción y retirándose luego los españoles a Santiago. Como las tropas procedentes del Este de la isla elevaron sus plegarias a Nuestra Señora de la Altagracia la víspera del combate, al verse triunfantes iniciaron la celebración de su fiesta religiosa en ese día (21 de enero), en vez del 15 de agosto, costumbre que se ha mantenido a través de las generaciones hasta nuestros días. En 1692 el arzobispo Isidoro Rodríguez Lorenzo escribió una carta dirigida “a todos los fieles cristianos, estantes y habitantes, vecinos y moradores de este nuestro arzobispado” en donde por primera vez aparece una autoridad eclesiástica aprobando como buena y válida la fiesta de los 21 de enero. Basílica de Ntra. Sra. de la AltagraciaHigüey (República Dominicana) Al pasar el tiempo, se perdió el conocimiento del origen de la imagen. Fue el padre Gabriel Benito Moreno del Christo quien años después inventaría la leyenda del "Viejo, los Dos Ríos y del Sueño Misterioso", que el poeta y escritor Rafael Deligne recogió en su obra Encargo Difícil y por igual el escritor y también poeta Juan Elías Moscoso en su obra Chiquitica de Higüey. Pero la leyenda surge debido a vacíos en la historia y, unida a los datos históricos, nos dan una percepción de lo que fue la realidad. La leyenda y la historia se complementan. A principio del siglo 20, Monseñor Arturo de Meriño, Arzobispo de Santo Domingo, pidió a la Santa Sede la concesión de Oficio Divino y Misa Propia para el día de la Virgen de la Altagracia suplicando, además, que fuese como festividad de precepto los 21 de enero, ya que los 15 de agosto no se podía pues la Iglesia Católica celebraba en esa fecha el Misterio de la Asunción de la Virgen a los Cielos. El pedimento fue aprobado y la concesión es efectiva para toda la Arquidiócesis de Santo Domingo. El 21 de enero fue declarado oficialmente día no laborable y de fiesta nacional en todo el territorio nacional durante el gobierno de Horacio Vásquez. La imagen de Nuestra Señora de Altagracia tuvo el privilegio especial de haber sido coronada dos veces. El 15 de agosto de 1922, en el pontificado de Pío Xl, sobre el Baluarte 27 de Febrero o Puerta del Conde fue canónicamente coronada Nuestra Señora de la Altagracia, traída desde su Santuario de la Villa de Higüey, hasta la Capital de la República El Papa Juan Pablo II, durante su visita al país, coronó personalmente el 25 de enero de 1979 a la imagen con una diadema de plata sobredorada, regalo personal suyo a la virgen. La advocación de la Virgen de Altagracia es muy popular, concurriendo a su santuario todos los años numerosas romerías que van desde los más apartados confines de la isla a ofrendarle los votos y promesas hechas en momentos de tribulación. Su santuario se encuentra en la ciudad oriental de Salvaleón de Higüey.