martes, 2 de octubre de 2007

Perdonar

Perdonar: El primer paso hacia la sanación
"Perdonar es el camino de la sanación...es el dejar marchar la dureza que se tenía hacia una persona ; soltando todas esas cosas que abrigábamos contra esa persona y soltándola de ese vínculo...perdonar es un proceso que dura toda la vida y se va recibiendo la gracia en cada momento."
Nota: Tomado del libro Sanación Intergeneracional, por el Padre Robert DeGrandis S.S.J. y Linda Schubert.
"La sanación interior total solo puede ocurrir, cuando perdonamos a aquellos que nos han herido, cuando le entregamos por completo al Señor nuestras heridas del pasado. Sea cual sea la experiencia que has tenido, las heridas que hayas sufrido, Jesús quiere curarlas y sanar tu corazón roto. (Ver el Salmo 147:3) Quiere llenar el vacío que hay en tu vida con Su amor. Quiere liberarte de todo cautiverio para que puedas sentirte realizado (a). Después que le hayas pedido a Dios que te libere, después que le hayas orado para que rompa todas las cadenas que te han atado, después que Él haya limpiado todas tus heridas de las cosas que las infectaban, después que hayas perdonado a todos los que te hirieron; estarás listo (a) para pedirle a Jesús que sane tus recuerdos dolorosos. ¡Y la noticia maravillosa, gloriosa, es que Él sanará todas tus heridas!"
Nota: Tomado del libro Forgiveness & Inner Healing, por el Padre Robert DeGrandis S.S.J. y Betty Tapscott.
"El perdón, ciertamente, no surge en el hombre de manera espontánea y natural. Perdonar sinceramente en ocasiones puede resultar heroico. Aquellos que se han quedado sin nada por haber sido despojados de sus propiedades, los prófugos y cuantos han soportado el ultraje de la violencia, no pueden dejar de sentir la tentación del odio y de la venganza. La experiencia liberadora del perdón, aunque llena de dificultades, puede ser vivida también por un corazón herido, gracias al poder curativo del amor, que tiene su primer origen en Dios-Amor. La inmensa alegría del perdón, ofrecido y acogido, sana heridas aparentemente incurables, restablece nuevamente las relaciones y tiene sus raíces en el inagotable amor de Dios." (Juan Pablo II, l-l-97)
¿Qué significa perdonar?
"Perdonar no es lo mismo que justificar, excusar u olvidar. Perdonar no es lo mismo que reconciliarse. La reconciliación exige que dos personas que se respetan mutuamente, se reúnan de nuevo. El perdón es la respuesta moral de una persona a la injusticia que otra ha cometido contra ella. Uno puede perdonar y sin embargo no reconciliarse, como en el caso de una esposa continuamente maltratada por su compañero." ("A definition of forgiveness", por Robert Enright, "The World of Forgiveness", octubre/noviembre de l996.)
"El perdón permite liberarse de todo lo soportado para seguir adelante. Usted se acuerda del frío del invierno, pero ya no tiembla porque ha llegado la primavera".
"El perdón opera un cambio de corazón. Debemos ponerle fin al ciclo del dolor por nuestro propio bien y por el bien de futuras generaciones. Es un regalo que debemos proporcionarles a nuestros hijos. Podemos pasar del dolor a la compasión. Cuando perdonamos, reconocemos el valor intrínseco de la otra persona".
"El perdonar no borra el mal hecho, no quita la responsabilidad al ofensor por el daño hecho ni niega el derecho a hacer justicia a la persona que ha sido herida. Tampoco le quita la responsabilidad al ofensor por el daño hecho... Perdonar es un proceso complejo. Es algo que sólo nosotros mismos podemos hacer...Paradójicamente, al ofrecer nuestra buena voluntad al ofensor, encontramos el poder para sanarnos...Al ofrecer este regalo a la otra persona, nosotros también lo recibimos."
Nota: Tomado de Excerpts from the talks at the National Conference on Forgiveness, Universidad de Wisconsin-Madison, marzo de l995.
¿Por qué debemos perdonar?
Un psicólogo norteamericano, Robert Enright, afirmó que las personas que han sido profunda e injustamente heridas pueden sanar emocionalmente perdonando a su ofensor. El insigne fraile dominico Henri Lacordaire dijo: "¿Quieres ser feliz un instante? Véngate. ¿Quieres ser feliz toda la vida? Perdona".
Un discípulo de Jesús le preguntó: "¿Maestro, cuántas veces he de perdonar a mi hermano? ¿Siete veces?" "Siete veces no, setenta veces siete", le contestó Jesús. Perdonar es un don de Dios. La oración sincera, procedente de un corazón limpio de pecado, ayuda a "desmantelar" la ofensa, a perdonar al que nos hirió.
Los primeros pasos hacia el perdón
A menudo una mujer que ha sido víctima de maltratos físicos o emocionales durante mucho tiempo, siente ira contra sí misma por todo lo que permitió que le sucediera. La primera persona a quien ella debe perdonar es a sí misma.
"Para poder perdonar a su agresor, la víctima debe comprender que lo sucedido fue una ofensa. Debe reconocer que ella es tan valiosa como todas las demás personas, y que sus necesidades y sentimientos son importantes. Si intenta perdonar antes de valorarse, su perdón no será apropiado. Hasta que la víctima comprenda el valor que tiene como persona, no se respetará a sí misma." ("Forgiveness and the intrinsic value of persons", Margaret R. Holmgren, American Philosophical Quarterly, octubre de l993.)
"Desde el punto de vista psicológico, según el psiquiatra norteamericano Richard Fitzgibbon, hay tres formas básicas de lidiar con la ira: l. Negarla. 2. Expresarla de muchas maneras mientras pretendemos que no estamos ofendidos. 3. Perdonar. El Dr. Fitzgibbon y otros psiquiatras y psicólogos, aplican una terapia que induce al paciente a perdonar, y comprueban que hay una mejoría considerable. Aquí se ve que la verdadera Ciencia coincide con el Evangelio de Cristo. Estos son los pasos terapéuticos que ellos recomiendan:
l. Confrontar la rabia interior, la vergüenza, la herida. La persona puede estar deprimida sin saber por qué, hasta que descubre la causa, oculta por muchos años o sólo por horas.
2. Reconocer la fuente de la herida, y descubrir el porqué.
3. Elegir perdonar. Aunque haya base para la ira y la venganza, no se elige eso, sino perdonar. Y no tiene que ser sólo por motivos religiosos, sino también por instinto de conservación: le va a hacer bien psíquica y físicamente.
4. Buscar una nueva forma de pensar sobre esa persona que nos ha hecho mal. Cuando lo hacemos, por lo general descubrimos que es un ser vulnerable, probablemente con heridas.
"Debemos liberarnos del dominio que la persona que nos ha herido ejerce todavía sobre nosotros mediante nuestro odio. Perdonar libera la memoria y nos permite vivir en el presente, sin recurrencias constantes al pasado doloroso.
"Todo insulto recibido puede convertirse en una nueva oportunidad de crecimiento interior, una gracia que nos envía Dios, porque al perdonar somos canales de Su misericordia. Pero además, como dice el "Padre Nuestro", la oración que el mismo Cristo nos enseñó, cuando perdonamos también nosotros somos perdonados por Dios. Si rabiamos por una ofensa, si planeamos vengarnos por un insulto, si el odio se aloja en nuestra alma, el adversario (Satanás), habrá ganado la batalla arrastrándonos al mal mayor."
Nota: Esta información fue tomada del artículo escrito por Dora Amador y publicado en "El Nuevo Herald", junio 5 de l997.
A la pregunta sobre por qué perdonar, los creyentes respondemos que la experiencia de haber sido perdonados muchas veces por Dios nos compromete a perdonar a nuestros semejantes.
Para comprender mejor lo que significa pedir perdón y perdonar
"Perdón es la fragancia que la violeta suelta, cuando se levanta el zapato que la aplastó". (Mark Twain)
"Pedir perdón no es lo mismo que disculparse, porque disculparse es excusar los motivos por los cuales uno ejecutó una acción con el objeto de que la persona afectada por ella pueda comprenderla. Pedir perdón es asumir la totalidad de nuestra falta, con toda ella, y sentir todo el mal que produjo, decir que aunque no puedas del todo repararla, te produjo dolor la acción, lo sientes, estás arrepentido, y quieres de vuelta procurar lo bueno... La estatura humana del perdón por ello es mucho más alta y propia de los grandes, y necesaria en los cristianos porque hemos sido perdonados desde antes de existir, y así como perdonemos se nos perdonará". ("El perdón", C.S.Lewis)
"Un conocido teólogo escribió que ' Los santos, muchas veces al rezar tartamudeaban. Este tartamudeo es más agradable a Dios que las frases retóricas, por más bellas y brillantes que puedan ser '. Muchas veces nos cuesta pedir disculpas a nuestros amigos, compañeros... por un mal acto que hemos cometido. Pedir perdón por una mala acción es la forma más poderosa de demostrar nuestra humildad y honestidad. Sería interesante que hoy recordaras a aquellas personas con las cuales mantienes una enemistad por culpa tuya. ¡Reconcíliate con ellas con palabras fáciles y honestas y si hace falta tartamudea! Hay una frase increíble que te ayudará a pensar: 'El perdón de las flores es tan bonito que llegan incluso a perfumar a aquél que las aplasta con la mano' ".
"Perdonar no es olvidar, es recordar sin dolor, sin amargura, sin la herida abierta; perdonar es recordar sin andar cargando eso, sin respirar por la herida, entonces te darás cuenta que has perdonado.
"En una parte del Padre Nuestro Dios nos dice: ' perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden'. Perdonar, es una decisión que deja en libertad tu corazón, y deja limpia toda herida, la amargura en ti ya no reinará. Si tú quieres experimentar el perdón del Señor, debes primero perdonar.
"Dios dijo: 'Yo soy la vid y ustedes la rama, ustedes lejos de mí no pueden hacer nada' y nada incluye todo, incluye perdonar. Dejemos que Dios nos ayude con nuestra decisión de perdonar. No fuimos hechos para odiar, sino para amar ..." (R.C.A.N.)
"Amar a quien nos ha ofendido desarma al adversario y puede incluso transformar un campo de batalla en un lugar de solidaria cooperación. Éste es un desafío que concierne a cada individuo, pero también a las comunidades, a los pueblos y a la entera humanidad. Afecta, de manera especial, a las familias. No es fácil convertirse al perdón y a la reconciliación. Reconciliarse puede resultar problemático cuando en el origen se encuentra una culpa propia. Si en cambio la culpa es del otro, reconciliarse puede incluso ser visto como una irrazonable humillación. Para dar semejante paso es necesario un camino interior de conversión; se precisa el coraje de la humilde obediencia al mandato de Jesús. Su palabra no deja lugar a dudas: no sólo quien provoca la enemistad, sino también quien la padece debe buscar la reconciliación (cfr. Mt 5, 23-24). Juan Pablo II ." (Extracto del Mensaje de Cuaresma 2001 de Juan Pablo II. )
"Perdonar y pedir perdón, es dejar que actúe el Espíritu en el lugar donde existe nuestro orgullo y nuestro resentimiento."(Anónimo)
Nota: Este último texto fue preparado por el Instituto Tomás Moro en Asunción, Paragüay y se reproduce con su autorización.
"Dios nos mira más allá de nuestros pecados con mucho amor...Cuanto más vemos y sentimos su bondad, más nos enamoramos de Él. En cuanto más nos enamoramos de Él, nuestras vidas automáticamente se van alineando con Él. Toda sanación en nuestras vidas fluye de esta relación amorosa. Al entrar en un profundo conocimiento de su amor, es cuando, de hecho, nos sanamos y tenemos la experiencia más sutil de la unión con Él, sabiendo que su amor puede transformar las más profundas heridas. "
Nota: Tomado del libro Sanación Intergeneracional, del Padre Robert DeGrandis S.S.J. y Linda Schubert.



El perdón

Perdonar significa la remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente. Tal parece que perdonar beneficia al deudor y ¿Que hay del ofendido? ¿En que se beneficia?. Ciertamente, todo insulto u ofensa recibida puede convertirse en una nueva oportunidad de crecimiento interior para el ofendido. La manera como puede darse ese crecimiento interior es a través de la práctica de la virtud. Así la humildad se prueba con la soberbia, la envidia con la caridad y así sucesivamente. Sí al perdonar se deja de sentir dolor, significa que la virtud creció por la ofensa de su contrario, por ello perdonar no es olvidar ya que olvidar solo posterga el dolor, perdonar es recordar la ofensa sin dolor, conmutando o reduciendo la pena merecida del ofensor. Aquel que solo olvida la ofensa, no ha perdonado y no ha recibido el beneficio del perdón. Perdonar no solo tiene como beneficio el crecimiento interior sino también trae consigo una gran paz en quien la practica.

Perdonar es un ejercicio de las virtudes, porque para perdonar se necesita de caridad, humildad, paciencia, prudencia, fortaleza, amor … perdonar es la manifestación de un corazón puro como consecuencia de una vida virtuosa.

Existen grados de ofensas que pueden ser perdonados con mayor facilidad que otros. Así por ejemplo: un empujón en la calle por un transeúnte descuidado, puede ser perdonado con mayor facilidad que una infidelidad. Una pequeña ofensa puede ser perdonada fácilmente porque toda persona posee también ciertos grados de virtud que pueden superar a la ofensa recibida, pero cuando la ofensa supera nuestra virtud nos vemos obligados a crecer en virtud o a sufrir por ello, así que toda ofensa y dolor es una oportunidad de crecimiento interior.

Los grados de virtud son tan variados entre una persona y otra que la misma ofensa recibida puede tener efectos diferentes entre ellas, al grado que una persona no considere ofensa lo que otra sí.

Aquí algunas reflexiones del Perdón:

El que es incapaz de perdonar es incapaz de amar. Martin Luther King

El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió. Madre Teresa de Calcuta

Nada nos asemeja más a Dios que el estar siempre dispuestos a perdonar. San Juan Crisóstomo, Hom. Sobre S. Mateo, 61).

A perdonar sólo se aprende en la vida cuando a nuestra vez hemos necesitado que nos perdonen mucho. Jacinto Benavente
“Perdonar no es olvidar, es recordar sin dolor, sin amargura, sin la herida abierta; perdonar es recordar sin andar cargando eso, sin respirar por la herida, entonces te darás cuenta que has perdonado”.

“El perdón opera un cambio de corazón. Debemos ponerle fin al ciclo del dolor por nuestro propio bien y por el bien de los demás. Podemos pasar del dolor a la compasión. Cuando perdonamos, reconocemos el valor intrínseco de la otra persona”.

El perdón es ciertamente el primer punto de encuentro entre el amor a Dios y el amor al prójimo.

El perdón ofrece felicidad, paz mental, la experiencia de relaciones basadas en el amor, sin intención ni hostilidad.



El Ser Humano tiene una inclinación natural al mal, a los vicios a las pasiones por su naturaleza humana, esta naturaleza no permite perdonar, hace sentir odio, coraje, impotencia, angustia, frustración por las ofensas e injusticias que se reciben o se creen recibir de los demás. La naturaleza humana afecta el entendimiento porque puedo estar inclinado a una autoestima negativa derivada del egoísmo, el amor propio y la soberbia. Esta naturaleza humana no permite tener la fuerza suficiente para perdonar las ofensas graves.

Entonces ¿Cómo perdonar?, si no tengo las capacidades para ello.

Debemos recurrir a la fuente de toda virtud, a quién posee todos los bienes, a la verdad, al origen, a Dios.

Así que el primer paso para perdonar es inclinar mi entendimiento, mi inteligencia, mi conocimiento, mi razón y mi memoria a Dios. Aumentando la confianza en que Dios puede y quiere hacerme participar de su naturaleza divina y darme las capacidades para perdonar.

Recordemos en este momento, cuantas veces nuestro padre a tenido que perdonarnos por nuestras faltas, cuantas veces hemos ofendido a los demás, comenzando por nuestros seres queridos. Cuanta ignorancia tengo de mi fe, de mi iglesia católica, de las sagradas escrituras. Cuantas ocasiones he podido ayudar a los necesitados y no lo he hecho. Cuantas veces no he podido ayudar a mi comunidad por falta de tiempo o ganas. Cuando he podido recordar los grandes bienes que de Dios he recibido. Cuando he escuchado el buen consejo de mis seres queridos.

Sin temor a equivocarme, en tu vida, nuestro padre que esta en el cielo, te ha buscado a través de diversos medios aunque tú no lo busques, pero has estado tan ocupado y tan disperso que no lo has escuchado, que no has tenido silencio en tu corazón porque muchas cosas agobian tu vida y aceleran tu intelecto. No puedes amar si no conoces a la persona, así también, no puedes amar a Dios si no lo conoces.

Este es el punto donde se decide buscar la verdad y la felicidad solo en Dios y seguir adelante.

El segundo paso para perdonar es reconocerme imperfecto, insuficiente, de naturaleza corta, reconocer que también he ofendido a Dios y a los demás conciente o inconscientemente. Que mi naturaleza me inclina a la soberbia, a la venganza, al coraje, a la ira … que no puedo perdonar por mis propias fuerzas, que no puedo dejar de sentir dolor … necesito ayuda … necesito la fuerza de Dios. Humillándome ante Dios y poniendo las imperfecciones de mi naturaleza frente a él. Recordando que el mismo se humilló poniendo a su hijo frente a nosotros para perfeccionar nuestra naturaleza humana. Reconociendo que solo Dios puede quitarme el dolor que siento y darme la posibilidad de perdonar. En pocas palabras reconciliarme con mi padre, pidiéndole en el sacramento de la reconciliación perdón por mis faltas y suplicándole que retire de mi toda culpa merecida.

El tercer paso para perdonar es establecer una amistad con Dios, a través de un dialogo con él por medio de la oración. La oración bien hecha permite poner en paz la inteligencia para escuchar los sentimientos internos de nuestro corazón y del corazón de Dios. Esto me permite ir conociendo su voluntad. Al orar debemos también pedir los dones necesarios para poder perdonar. No es necesario que nosotros conozcamos si tenemos tal o cual vicio, tal o cual virtud, Dios lo sabe y actúa con base en nuestras necesidades, solo necesitamos pedir y pedir con humildad, con constancia y con perseverancia (Paciencia). Si quieres orar bien, te sugiero la liturgia de las horas del pueblo y/o el rosario.

Debemos también revestirnos de la naturaleza divina de Dios, recibir su fuerza y el alimento del alma en el sacramento de la eucaristía, con fe y confianza.


En tres sencillos pasos podemos tener la fuerza para perdonar, los siguientes pasos nos ayudan a encontrar la felicidad.

El cuarto paso para ser feliz es reconocer la gracia de Dios, es decir, observar como Dios actúa en mi interior y la fuerza que me da para perdonar, lo que me lleva a amarlo y agradecerle los dones y la fuerza recibida.

El quinto paso para ser feliz es no rechazar la gracia, es decir, no pecar (dominar nuestras pasiones y vicios), es decir, mantener la fuerza de Dios que me permitió alcanzar el perdón. Empezando a amar a los demás con los dones que Dios me dio y sobrellevar las tribulaciones que Dios me mande para poder seguir creciendo en virtud y en amistad con él.

El sexto paso para ser feliz es percibir que dones Dios me ha dado y trabajar con ellos para ayudar a los demás, lo que no solo me quita el dolor, sino que trae consigo mucha alegría y felicidad.

En cierto sentido perdonar es vivir las virtudes que se practican en el cielo y perdonar es vivir en la tierra los valores del cielo, por eso digo que perdonar es un pedacito de cielo en la tierra.


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