domingo, 27 de abril de 2008

¿Que quiere Dios de mi?

¿Qué es lo que Dios quiere de mí? Menuda pregunta, fácil de responder en el corazón y difícil de poner en práctica, porque no estamos totalmente decididos a jugarnos por Él.

Dios quiere que yo sea santo(a) es lo único que Dios en verdad quiere de mi, la primera tarea del cristiano es ser como su padre. Sean santos porque yo soy Santo. Es un mandato de Jesús. Como hijos obedientes, no se amolden a las apetencias de antes del tiempo de su ignorancia, más bien, así como el que les ha llamado es Santo, así también ustedes sean santos en toda su conducta (1 P 1,14-16) para ser santo debo alejarme de todo aquello que me impide ser libre, para Dios separarme de los amigos de todo lo que distrae mi mirada, aunque sean cosas lícitas, pero me roban el tiempo de estar más tiempo con el amado, Cristo; nada ni nadie puede estar por encima de Cristo en mi vida. El que ama a su padre o a su madre más que a mi no es digno de mi. (Mt. 10,16,24).
La santidad exige radicalidad, es tener los ojos fijos en el sol, así como el águila vuela mirando al sol, así el cristiano debe pasar por esta vida mirando sin distraerse al sol, Cristo, sin desviar su mirada a las criaturas y entretenerse con ellas. Cuando me entretengo con las criaturas dejo de abandonarme al todo, pero en el todo lo tengo todo y a todos.
Esto es lo que Dios quiere de mi: nuestra santificación, que se alejen de la fonicación, que cada uno de ustedes sepa poseer su cuerpo con santidad y honor; y no dominado por las pasión, como hacen los gentiles que no conocen a Dios... no nos llamó Dios a la impureza sino a la santidad. (1Ts. 4,3-7).
El camino de la santidad exigirá diariamente crucificar la carne, con sus deseos y con toda sus pasiones, es un trabajo de valientes los cobardes se atemorizan de este camino.
Los enemigos de mi alma(Mundo, demonio y carne) me lo ponen más árido de la cuenta, realmente el camino de la santidad una vez empezado es agradable y divertido, se aprende a disfrutar la vida de otra manera menos complicada.

Todo me es lícito, más no todo me es conveniente, todo me es lícito más no me dejaré dominar por nada. (1Co 6,12-20).
La vida es una constante lucha entre lo que quiero ser y lo que soy, ya lo dijo San Pablo: "Y así, no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero. Pero cuando hago lo que no quiero, no soy yo quien lo hace, sino el pecado que reside en mí". (Rm 7, 19-20)
Quiero ser buen hijo, padre y compañero; quiero ser buen cristiano y como me baso en mis pocas fuerzas, todo se va por un agujero. ¿Por qué? Porque no dejo que Dios actúe en mi vida. ¿Qué nos falta? Confiar en su Palabra, plenamente.
Cuando nos dejamos llevar por su mano cariñosa, y hacemos lo que Él nos pide, aunque las cosas no salgan como quisiéramos, la vida se tranforma a nuestro alrededor y cobra sentido. Entonces comprendemos que el motivo no está en nosotros, sino en el plan que Dios tiene para nosotros.
¿Qué quiere Dios de mí?
Es la pregunta que define mi vocación, que delinea mi vida, que me hace feliz o infeliz, dependiendo de la opción que asuma.
¿Qué quiere Dios de mí? Que reconozca mi error y crea en su Misericordia; que empiece una y mil veces de nuevo. Porque lo más importante no es caer sino levantarse y seguir hacia adelante. Ya lo dijo un sacerdote: “Santo no es el que nunca cae, sino el que siempre se levanta”.
¿Y si lo que hago está dando sus frutos y no los veo?, ¿qué quiere Dios de mí?Que no me acongoje por ello, ya que los frutos se verán al tiempo de la cosecha.
Cuando el labrador siembra el trigo no se pregunta si el grano está sufriendo en su proceso transformador, más bien está atento a cada etapa del crecimiento, para aportar aquello que esté faltando.
¿Qué quiere Dios de mí? Que no me preocupe por la cizaña que está en el sembradío.
¿Que quiere Dios de mí? Que sepa alabarle, y amarlo; que no le olvide arrumbado en el Sagrario, que lo comparta con todos aquellos que conozco o no; que hable con mi vida de lo bueno y maravilloso que Él es conmigo, de cómo me protege, me consiente, me instruye, me guía... y de cómo reclama mi amor, su Amor.
¿Que quiere Dios de mí? Que sea su hijo. Que tenga fe. Que no pierda la esperanza. Que confíe en Él. Que lo soporte todo con paciencia, templanza y fortaleza. Que tenga misericordia.Que lo ofrezca todo por su Amor.Que luche por ideales, y valores que parecen olvidados. Que sea un reflejo suyo, en la vida... en mi vida, de todos los días. Y que lo lleve a los demás.