sábado, 13 de diciembre de 2008

Novena de la Navidad

NOVENA DE NAVIDAD


Introducción



Todos los años al llegar el tiempo de preparación para la Navidad, comenzamos a elaborar, junto con las hallacas, los diversos adornos navideños, entre ellos nuestro pesebre.

El pesebre, que algunos llaman nacimiento o belén, fue ideado por el Seráfico San Francisco de Asís, quien, en la Navidad de 1233, tres años antes de su muerte, hizo una representación en vivo del nacimiento del Hijo de Dios, para celebrar con una solemnidad única y extraordinaria ese hecho, habiendo obtenido previamente la oportuna licencia del Sumo Pontífice, para evitar que su proyecto fracasara condenado como novedad. Lejos de eso, pronto se extendió por toda la cristiandad, popularizándose con las figuritas de los más diversos materiales que todos conocemos, habiendo llegado hasta nosotros a través de España, para convertirse en una de las tradiciones más propias de nuestras tierras, esencial para el disfrute pleno de la Navidad,

1. La propuesta de esta novena navideña es armar el nacimiento durante los nueve días antes de Navidad, meditando así cada una de las figuras principales que aparecen en él y preparando nuestro corazón al nacimiento del Niño Jesús, quien una vez más nos invita a hacernos hermanos en su amor.

La estructura que se presenta es muy sencilla, y así, en familia o en el barrio o en la capilla, cualquiera puede organizar esta novena. Para ello, antes de comenzar la novena es necesario tener preparado el lugar, así como la escenografía básica (cueva, montañas, valles, ríos…) si es ese el estilo de pesebre que se montará.

La novena se desarrollará todos los días de acuerdo con el siguiente esquema básico

1. Saludo y Aguinaldo inicial.

2. Oración para todos los días.

3. Presentación del personaje del día.

4. Lectura Bíblica.

5. Meditación.

6. Oración final y colocación de la figura en el pesebre.

7. Despedida.







Oración para todos los días


Aquí estamos, Señor, reunidos en torno a ti,

no deseamos nada más sino encontrarte en nuestras vidas;

así como te reconocieron Ana y Simeón

queremos reconocerte en el niño que nace en Belén.

Prepara tú nuestros corazones

para que recibamos con alegría y compromiso

el Reino de Dios que se hace presente entre nosotros,

proclamando con todos los ángeles y a través de nuestra vida

“Gloria a Dios en el Cielo y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”.

No cierres tus oídos a nuestra oración

para que meditando el misterio de la encarnación,

sigamos más de cerca, con Espíritu de hijos,

al crucificado que ha resucitado.

Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.





Primer día, 16 de diciembre:

La Virgen María


1. Saludo y Aguinaldo inicial:

Se saluda a los presentes con estas u otras palabras similares:

Hoy estamos aquí para prepararnos juntos al nacimiento del Señor. Queremos orar con Él, escuchar su Palabra y meditarla; dejar que sea Él quien nos transforme así como lo ha hecho con todos los que le escuchan. Así que dispongámonos a participar en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Se canta A ti te cantamos, preciosa María.



2. Oración para todos los días: (página 6)



3. Presentación del personaje del día:

Hoy vamos a meditar la figura de María. Ella fue la primera en recibir la noticia del nacimiento del Salvador; fue la primera en acoger la palabra en su corazón e interrumpir sus planes por aceptar a Jesús. Escuchemos hoy cómo ella recibió el Verbo de Dios.



4. Lectura Bíblica. (Lc 1, 26-38):

Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre llamado José, de la familia de David. La virgen se llamaba María.

Llegó el ángel hasta ella y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo.

Pero el ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre al pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás».

María entonces dijo al ángel: «¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?» Contestó el ángel: «El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible».

Dijo María: «Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho». Después la dejó el ángel.

Palabra del Señor.



5. Meditación:

En esta lectura se nos presenta a María como aquella que está a la escucha de la palabra, es interpelada por ella y recibe la misión de ser la madre de Dios. Ella, sin embargo, presenta sus dudas al ángel y recibe la prueba de la maternidad de Isabel que demuestra que para Dios nada es imposible. ¿Medito yo diariamente la palabra de Dios? ¿Voy descubriendo la voluntad de Dios para mi vida? ¿Cuáles son las preguntas que me surgen de la escucha de su voluntad? ¿Es mi respuesta un sí abierto a recibir a Jesús en mi vida?



6. Oración final y colocación de la figura de la Virgen María en el pesebre:

Te damos gracias, Padre, porque en María nos has mostrado la grandeza de tu amor.

Te pedimos que germine en nosotros la pureza de corazón,

y así seamos libres para hacer tu voluntad.

Abre nuestros oídos para que escuchemos tu Palabra,

y que en nuestros labios esté siempre el sí a punto.

Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

(Mientras se coloca la figura en el pesebre se puede cantar Purísima María).



7. Despedida.

El Dios de la Vida, que hizo fecunda la virginidad de María, nos bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén



Segundo día, 17 de diciembre:

San José



1. Saludo y Aguinaldo inicial:

Se saluda a los presentes con estas u otras palabras similares:

Queremos escuchar hoy lo que el Señor nos quiere decir. Por eso estamos alegres, Dios se acerca a cada uno de nosotros y nos habla al oído. Preparemos nuestros corazones para que sea su voz la que escuchemos, descubriendo su voluntad para nosotros. Comencemos esta celebración en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Se canta Aguinaldo Venezolano (Si la Virgen fuera andina…)



2. Oración para todos los días: (página 6)



3. Presentación del personaje del día:

Nos acercaremos en este momento a la figura de José. Seguramente un joven entre unos veinte y veinticinco años, con las ilusiones de casarse con María. Ellos ya estaban comprometidos, así que solamente faltaba esperar un tiempo y llevar adelante los planes como cualquier pareja de su época. Pero las dudas invaden el corazón de José, quien pone sus preocupaciones en las manos del Señor. Dios no se hace esperar, y acude a José; la necesidad es mutua: José desea respuestas sobre lo sucedido y Dios necesita la respuesta de José para poner al Hijo bajo sus cuidados. Escuchemos con mucha atención la siguiente lectura del Evangelio.



4. Lectura Bíblica (Mt 1, 18-25):


Este fue el principio de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José; pero antes de que vivieran juntos, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo.

Su esposo, José, pensó despedirla, pero como era un hombre bueno, quiso actuar discretamente para no difamarla.

Mientras lo estaba pensando, el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, descendiente de David, no tengas miedo de llevarte a María, tu esposa, a tu casa; si bien está esperando por obra del Espíritu Santo, tú eres el que pondrás el nombre al hijo que dará a luz. Y lo llamarás Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».

Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que había dicho el Señor por boca del profeta: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa: Dios-con-nosotros.

Cuando José se despertó, hizo lo que el Ángel del Señor le había ordenado y tomó consigo a su esposa. Y sin que hubieran tenido relaciones, dio a luz un hijo, al que puso por nombre Jesús.

Palabra del Señor.



5. Meditación:

Hemos escuchado que José era un hombre prudente y justo, por lo que no actuó según su primer impulso sino que prefirió meditar y despedir a María de una manera discreta. Él no desespera y Dios se le manifiesta encargándole cuidar de su hijo. José no tarda en hacer la voluntad del Señor y al despertarse hace cuanto le ha sido ordenado.

En cuanto a mi vida: ¿Actúo con prudencia o me dejo llevar por mi primer impulso, sin pensar y cometiendo actos que en la reflexión posterior me doy cuenta de que fueron injustos? ¿Medito los acontecimientos de mi vida en oración o es una cosa separada de la otra? ¿Cuando descubro lo que debo hacer, me pongo manos a la obra o espero largamente hasta que no tengo más remedio?



6. Oración final y colocación de la figura de San José en el pesebre:

Tu amor, Padre, ha sido conocido por San José,

hombre justo y padre fiel;

él ha sido de quien Tú quisiste que Jesús aprendiera el amor paterno,

experiencia que luego relacionó contigo hasta decirte ¡Abba! (¡Papá!).

Ayúdanos a ser comprensivos con los demás,

buscando en nuestras relaciones siempre tu justicia,

y danos la capacidad de responderte diligentemente,

así como José lo ha hecho.

Que en el rostro de los niños sin padre

encontremos tu rostro

y asumamos esa tarea de ser padres en el Espíritu Santo.

Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

(Mientras se coloca la figura en el pesebre se puede cantar La jornada (Din, Din, Din)



7. Despedida:

El Dios que nos salva continuamente, quien ha bendecido a José con Jesucristo, nos bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén





Tercer día, 18 de diciembre:

La mula y el buey


1. Saludo y Aguinaldo inicial:

Se saluda a los presentes con estas u otras palabras similares:

La creación ha sido hecha en Cristo, y por eso es importante que la recordemos en esta novena. Sobre todo, cuando en estos tiempos se hace tan importante reflexionar sobre la ecología. Antes de comenzar, hagamos un pequeño momento de silencio y escuchemos los ruidos que la naturaleza nos brinda.

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Se canta Aguinaldo del Callao



2. Oración para todos los días (página 6)



3. Presentación del personaje del día:

San Francisco, creador del pesebre, introduce dos nuevos elementos en la representación del nacimiento del niño Dios. Son la mula y el buey. El buey, animal fuerte y fiel, seguramente lo ha deducido puesto que las narraciones bíblicas nos hablan de un establo; la mula recuerda aquel animal en el cual se trasladó María desde Nazaret hasta Belén.

En estos dos animales, se representa toda la armonía de la naturaleza que llega a su plenitud en Jesucristo. También se nos recuerda que a aquél a quien nadie quiso recibir en su casa, fue calentado y acogido por estos animales. Escuchemos lo que nos dice el profeta.



4. Lectura Bíblica (Is 11,1-):

Una rama saldrá del tronco de Jesé,

un brote surgirá de sus raíces.

Sobre él reposará el Espíritu de Yahvé,

espíritu de sabiduría e inteligencia

espíritu de prudencia y valentía,

espíritu para conocer a Yahvé y para respetarlo,

y para gobernar según a sus preceptos.

No juzgará por las apariencias

ni se decidirá por lo que se dice,

sino que hará justicia a los débiles

y defenderá el derecho de los pobres del país.

Su palabra derribará al opresor,

el soplo de sus labios matará al malvado.

endrá como cinturón la justicia,

y la lealtad será el ceñidor de sus caderas.

El lobo habitará con el cordero,

el puma se acostará junto al cabrito,

el ternero comerá al lado del león

y un niño chiquito los cuidará.

La vaca y el oso pastarán en compañía

y sus crías reposarán juntas,

pues el león también comerá pasto,

igual que el buey.

El niño de pecho jugará sobre el nido de la víbora,

y en la cueva de la culebra el pequeñuelo meterá su mano.

No cometerán el mal, ni dañarán a su prójimo

en todo mi Cerro santo,

pues, como llenan las aguas el mar,

se llenará la tierra del conocimiento de Yahvé.

Palabra del Señor.



5. Meditación:

Recibir a Jesucristo en la propia vida implica luchar activamente por la paz. La mula y el buey son expresión de la pobreza en la cual nace Jesús: ¡El Salvador ha elegido nacer en medio de los más pobres, y en condiciones inhumanas!

El nacimiento de este Rey de la gloria, es una denuncia a todos los atropellos que se cometen a los hermanos. La naturaleza no podrá encontrarse en paz mientras los hombres y mujeres no aprendamos a vivir en armonía tanto entre nosotros como con el resto de la creación. Y para poder ser solidarios debemos comenzar por hacernos pobres, tanto que seamos libres para proclamar con nuestras vidas que el lobo habita con el cordero.

¿Doy cabida en mi corazón a Jesús o le expulso de él con excusas? ¿Soy solidario con mis hermanos más necesitados? ¿Cómo lo demuestro? ¿Valoro la naturaleza y la respeto como parte de la creación?



6. Oración final y colocación de las figuras de la mula y el buey en el pesebre:

Al ver a la mula y el buey, Señor,

vemos el regalo que nos has hecho en la creación.

e pedimos perdón por aquellos que con intereses mezquinos

cada día acaban con parte de la naturaleza.

También te pedimos perdón por nosotros,

porque muchas veces no sabemos ser solidarios con quien nos necesita.

Danos un corazón de carne, para que sepamos ser misericordiosos

y dar nuestro calor humano a los demás.

Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.



(Mientras se colocan las figuras en el pesebre se puede cantar Aguinaldo del Callao)



7. Despedida:

El Dios creador, que nos recuerda su amor en cada huella de Él que encontramos en la naturaleza, nos bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén





Cuarto día, 19 de diciembre:

La estrella de Belén.



1. Saludo y Aguinaldo inicial:

Se saluda a los presentes con estas u otras palabras similares:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Se canta Espléndida noche radiante de luz.



2. Oración para todos los días: (página 6)



3. Presentación del personaje del día:

Estar atentos a los signos de los tiempos, es vivir en una relación profunda con Dios, nuestros hermanos y el cosmos. Hoy meditaremos sobre la lectura de estos signos en nuestras vidas, recordándolos como aquella gran estrella que anunció el nacimiento del Mesías. La estrella de Belén no es cualquier estrella en el cielo, es el signo que guía hasta encontrar al Salvador que ha nacido, pero solamente pueden darse cuenta de ello los que miran el mundo con ojos que buscan al verdadero Dios. De esta manera, hay muchos detalles en nuestras vidas que nos pueden indicar a este mismo Salvador. No hace falta que sea una estrella de Belén, pero sí que tengamos los ojos y el corazón bien abiertos para que podamos descubrir aquello que nos guía a Jesús.





4. Lectura Bíblica. (Ap 22,12-17):

Dice el Señor: «Voy a llegar pronto y llevo conmigo el salario para dar a cada uno conforme a su trabajo. Yo soy el Alfa y la Omega, el Primero y el Ultimo, el Principio y el Fin.

Felices los que lavan sus ropas, porque así tendrán acceso al árbol de la vida, y se les abrirán las puertas de la ciudad. Fuera los perros, los hechiceros, los impuros, los asesinos, los idólatras y todos los que aman y practican la mentira.

Yo, Jesús, he enviado a mi ángel para decirles lo que se refiere a las Iglesias. Yo soy el Brote y el Descendiente de David, la estrella radiante de la mañana.»

E l Espíritu y la Esposa dicen: «¡Ven!» Que el que escucha diga también: «¡Ven!» El que tenga sed, que se acerque, y el que lo desee, reciba gratuitamente el agua de la vida.

Palabra del Señor.



5. Meditación:

Jesús es la luz, es la estrella radiante de la mañana, es quien nos enseña el rostro del Padre. Su presencia ilumina toda nuestra vida y nos guía a que encontremos el sentido del amor en plenitud; nos convierte en signos radiantes de su alegría para que los demás nos vean como esas estrellas que guían hasta Él. Este es el don gratuito de su amor: su presencia resucitado en el hoy de la historia.

¿Verdaderamente siento a Jesús como la luz de mi vida? ¿Busco ídolos en el cosmos o busco las huellas de la presencia del Señor que me lleven hasta a Él? ¿Soy estrella radiante para los demás o mi vida es opaca, triste, sin reflejar a Jesús?



6. Oración final y colocación de la estrella de Belén en el pesebre:

Te damos gracias, Señor, porque nos sigues amando,

y nos muestras a través de la creación

el camino que nos lleva a amarte.

Tu Hijo es la estrella radiante de nuestras vidas,

y así, toda la creación se llena de júbilo;

el día al día le pasa el mensaje,

la noche a la noche se lo susurra:

¡El Salvador ha nacido! ¡Nuestro Rey ha llegado!

Por eso, la alegría se hace presente en la historia,

y el pecado es vencido por tu Amor.

Infunde, Padre, ese espíritu de Amor

en cada uno de nosotros

para que seamos colaboradores de la

historia de salvación que nos revelas a cada instante.

Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.



(Mientras se coloca la figura en el pesebre se puede cantar Aguinaldo Margariteño (Esta noche es noche)



7. Despedida:

Que la alegría de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo nos acompañe siempre y la llevemos a los demás. Amén



Quinto día: 20 de diciembre
Los ángeles


1. Saludo y Aguinaldo inicial:

Se saluda a los presentes con estas u otras palabras similares:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Se canta Espléndida noche radiante de luz.



2. Oración para todos los días (página 6).



3. Presentación del personaje del día:

En la actualidad mucha gente habla de los ángeles, pero los presenta como seres mágicos, celestiales, que son capaces por ellos mismos de dar el bien o el mal. La visión cristiana es diferente. Los ángeles aparecen en la Biblia como aquellos seres que llevan una buena noticia de Dios a los demás, comprometen a los destinatarios del mensaje y les van protegiendo de los peligros que les amenazan. Así, los ángeles aparecen ante los pastores y les anuncian a los más pobres el nacimiento de Jesús. Escuchemos el relato.



4. Lectura Bíblica (Lc 2,8-14):

.En la región había pastores que vivían en el campo y que por la noche se turnaban para cuidar sus rebaños. [9].Se les apareció un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de claridad. Y quedaron muy asustados.

[10].Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo, pues yo vengo a comunicarles una buena noticia, que será motivo de mucha alegría para todo el pueblo. [11].Hoy, en la ciudad de David, ha nacido para ustedes un Salvador, que es el Mesías y el Señor. [12].Miren cómo lo reconocerán: hallarán a un niño recién nacido, envuelto en pañales y acostado en un pesebre.»

[13].De pronto una multitud de seres celestiales aparecieron junto al ángel, y alababan a Dios con estas palabras: [14].«Gloria a Dios en lo más alto del cielo y en la tierra paz a los hombres: ésta es la hora de su gracia.»

Palabra del Señor.



5. Meditación:

En el lenguaje cotidiano, cuando a alguien se le compara con un ángel es porque ha hecho el bien a otro, y refleja en su vida el amor de Dios. Los ángeles van a anunciar a los más pobres la buena noticia del nacimiento de Jesús; son portadores de alegría y le muestran el camino a los demás para encontrar esta alegría. El coro celestial invita a glorificar a Dios con la paz, y esta no es una invitación particular para unos pocos, sino a todos los hombres porque el Señor les ama.

¿Soy portador de buenas noticias para los demás? ¿Creo y celebro verdaderamente la buena noticia del nacimiento de Jesús? ¿Soy constructor de la paz que glorifica al Señor?



6. Oración final y colocación de la figura del ángel en el pesebre.

Tú has enviado, Señor, tu ángel para que camine delante de nosotros,

protegiendo nuestros pasos y guiándonos hacia tus caminos;

te sirves de ellos para anunciarnos buenas noticias.

Enséñanos a ser buena noticia para los demás,

a hacer el bien sin ninguna restricción,

así construiremos la paz con nuestros hermanos

y haremos realidad el Reino de Dios entre nosotros.

Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.



(Mientras se coloca la figura en el pesebre se puede cantar Cantemos, cantemos)



7. Despedida:

Dios que nos envía a anunciar su redención a todos nuestros hermanos, nos bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén





Sexto día, 21 de diciembre:

Los pastores y las ovejas


1. Saludo y Aguinaldo inicial:

Se saluda a los presentes con estas u otras palabras similares:

El día de hoy queremos unirnos a todos los hombres y mujeres que tienen un corazón sencillo, porque ellos son capaces de descubrir en medio de sus vidas las manifestaciones de Dios. Jesús lo ha afirmado al decir: “Bienaventurados los puros de corazón porque ellos verán a Dios”. En un momento de silencio busquemos a Dios que se hace presente en medio de nosotros, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

.

Se canta Corre caballito.



2. Oración para todos los días: (página 6)



3. Presentación del personaje del día;

Los pastores representan a los pobres del pueblo de Israel, a aquellos que tenían su corazón puesto en el Señor y que vivían desde las necesidades de cada día que Dios es quien salva. El rey David había sido un pastor, y Yahvé le llamó para ser rey de Israel; los pastores del tiempo de Jesús son los primeros llamados a descubrir al Rey de la Gloria. Este paralelo indica cómo el Reino de Dios se manifiesta en primer lugar y se construye desde los humildes. Escuchemos el relato del evangelio y pensemos si nos identificamos con estos pastores.

4. Lectura Bíblica (Lc 2,15-20):

Después de que los ángeles se volvieron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «Vayamos, pues, hasta Belén y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha dado a conocer.» Fueron apresuradamente y hallaron a María y a José con el recién nacido acostado en el pesebre. Entonces contaron lo que los ángeles les habían dicho del niño. Todos los que escucharon a los pastores quedaron maravillados de lo que decían.

María, por su parte, guardaba todos estos acontecimientos y los volvía a meditar en su interior.

Después los pastores regresaron alabando y glorificando a Dios por todo lo que habían visto y oído, tal como los ángeles se lo habían anunciado.

Palabra del Señor.



5. Meditación:

El pobre cree y actúa según su fe, puesto que para él la esperanza está en el Señor. Muchas veces nos llenamos de tantas cosas que dejamos de ser pobres y comenzamos a ser ricos en ideas, cosas, poderes… El pobre no da muchas vueltas y se pone rápidamente en camino, a ver según lo que le ha dicho el ángel, y no se queda con su fe, sino que la comparte con los demás.

Hay dos partes importantes de nuestra fe: oír y ver. Necesitamos escuchar el evangelio, creerlo y luego ir corriendo a ver, a vivirlo, a tener la experiencia de abandonarnos en los brazos del Padre. Así, tendremos razones para alabar y glorificar a Dios, de lo contrario, nuestras alabanzas serán vacías, sin una base de la propia vida.

¿Creo con un corazón pobre o estoy lleno de tantas cosas que no me permiten creer en la buena noticia de Jesucristo? ¿Vivo realmente mi fe o está divorciada mi vida de la fe? ¿Mi alabanza a Dios surge de la propia experiencia de la salvación? ¿Me dejo cuestionar mi forma de vivir la fe o estoy aferrado a una fe rígida, dejando pasar de largo al Señor de la Vida?



6. Oración final y colocación de las figuras de los pastores y las ovejas en el pesebre:

En los más pobres de tu pueblo, Señor,

tú manifiestas la grandeza de tu amor.

Danos un corazón pobre y humilde,

como el de los pastores a quienes tus ángeles

anunciaron el nacimiento de tu Hijo;

para que te podamos reconocer en los más

necesitados de nuestra historia,

y, atendiendo su clamor, imitemos tu amor.

Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.



(Mientras se colocan las figuras en el pesebre se puede cantar A adorar al niño)



7. Despedida:

El Dios que enaltece a los humildes, nos bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén







Séptimo día, 22 de diciembre:

Las mujeres y los niños


1. Saludo y Aguinaldo inicial:

Se saluda a los presentes con estas u otras palabras similares:

Ya se acerca la fiesta del nacimiento del Niño Dios, y cuando es el cumpleaños de alguien, usualmente le llevamos un regalo. Preparemos ese regalo que somos nosotros mismos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Se canta El Tamborilero.



2. Oración para todos los días: (página 6)



3. Presentación del personaje del día:

En un pesebre siempre hay, junto con los pastores, mujeres y niños que corren hacia el lugar donde ha nacido el Mesías. Y es que la vida de Jesús fue un constante reivindicar de la situación femenina e infantil en la sociedad judía: para ellos, las mujeres y los niños eran menospreciados y no se les tomaba en cuenta. Jesús, por su parte, asumía la salvación de toda la humanidad y por ello se acercaba sin temor a niños y mujeres. De hecho, el encargo más importante, anunciar la resurrección, fue dado a las mujeres.

Meditemos sobre las relaciones que tenemos con mujeres y niños, a la luz de este Evangelio.



4. Lectura Bíblica (Lc 1,39-56):

Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó en alta voz: «¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!»

María dijo entonces:

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador,

porque se fijó en su humilde esclava,

y desde ahora todas las generaciones me dirán feliz.

El Poderoso ha hecho grandes cosas por mí:

¡Santo es su Nombre!

Muestra su misericordia siglo tras siglo

a todos aquellos que viven en su presencia.

Dio un golpe con todo su poder:

deshizo a los soberbios y sus planes.

Derribó a los poderosos de sus tronos

y exaltó a los humildes.

Colmó de bienes a los hambrientos,

y despidió a los ricos con las manos vacías.

Socorrió a Israel, su siervo,

se acordó de su misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,

a Abraham y a sus descendientes para siempre.

María se quedó unos tres meses con Isabel, y después volvió a su casa.

Palabra del Señor.



5. Meditación.

Una mujer embarazada y su hijo en el vientre han reconocido la maternidad divina de María. La sensibilidad femenina ha sido capaz de descubrir aquello que estaba oculto. Y María reconoce la acción del Señor en la vida de los que son socialmente marginados con el canto del Magníficat. La servicialidad, la humildad, la sencillez, la apertura a la vida, el fiarse de la mano de Dios… todas estas son cualidades que se encuentran presentes en el corazón de la madre. Y si queremos ser verdadera imagen de Dios, debemos procurar tener un espíritu de niños, libre de prejuicios y dispuesto para amar.

¿Me relaciono con las mujeres, niños y hombres desde el machismo propio de mi cultura, o trato de expresar otro tipo de relaciones? ¿Soy capaz de reconocer las cualidades femeninas de aquellas que me rodean? ¿Encuentro en los niños esa imagen de Jesús niño?



6. Oración final y colocación de las figuras de las mujeres y los niños en el pesebre.

Señor, Dios de nuestras vidas,

te damos gracias porque has sido para nosotros Padre y Madre,

cuidándonos a cada instante,

llenándonos de dones para vaciarnos, como las madres, en los demás.

Danos un espíritu libre, sencillo y disponible a amar,

a quien sea y dónde sea,

para que, como niños pequeños,

nos dejemos conducir por ti

y así hagamos realidad la fraternidad

a la cual nos invitas.

Por Jesucristo nuestro Señor.



(Mientras se colocan las figuras en el pesebre se puede cantar Caminito hacia la ciudad)



7. Despedida:

Dios que es fuente de verdadera humanidad, nos bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén









Octavo día, 23 de diciembre:

Los Reyes Magos en camino



1. Saludo y Aguinaldo inicial:

Se saluda a los presentes con estas u otras palabras similares:

Ya se va acercando la fiesta de la Navidad, y cada día que se acerca, pensamos en los regalos que vamos a dar a nuestros familiares y amigos. Tomémonos este ratico para recibir el regalo que Dios nos quiere dar, que es su Palabra, y démosle también un pequeño presente, nuestra adoración. Hagámoslo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Se canta Los Reyes Magos.



2. Oración para todos los días: (página 6)



3. Presentación del personaje del día:

La tradición cristiana nos ha pintado a los tres reyes magos como aquellos hombres sabios que siguen los signos de los tiempos, una estrella brillante en el cielo, y así encuentran a Jesús en el pesebre. Simbolizan estos reyes paganos que la salvación de Jesús ha llegado para todo el mundo, judíos y no judíos. Melchor, Gaspar y Baltazar le dan como presente al niño aquello que era considerado muy valioso para ellos: oro, incienso y mirra. Escuchemos qué nos dice el relato bíblico sobre estos tres hombres.



4. Lectura Bíblica (Mt 2,1-12):

Jesús había nacido en Belén de Judá durante el reinado de Herodes. Unos Magos que venían de Oriente llegaron a Jerusalén preguntando: «¿Dónde está el rey de los judíos recién nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo.»

Herodes y toda Jerusalén quedaron muy alborotados al oír esto. Reunió de inmediato a los sumos sacerdotes y a los que enseñaban la Ley al pueblo, y les hizo precisar dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judá, pues así lo escribió el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en absoluto la más pequeña entre los pueblos de Judá, porque de ti saldrá un jefe, el que apacentará a mi pueblo, Israel.

Entonces Herodes llamó en privado a los Magos, y les hizo precisar la fecha en que se les había aparecido la estrella. Después los envió a Belén y les dijo: «Vayan y averigüen bien todo lo que se refiere a ese niño, y apenas lo encuentren, avísenme, porque yo también iré a rendirle homenaje.»

Después de esta entrevista con el rey, los Magos se pusieron en camino; y fíjense: la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. ¡Qué alegría más grande: habían visto otra vez a la estrella!. Al entrar a la casa vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron y le adoraron. Abrieron después sus cofres y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra.

Luego se les avisó en sueños que no volvieran donde Herodes, así que regresaron a su país por otro camino.

Palabra del Señor.



5. Meditación:

Los Magos van en primer lugar a donde los poderosos de Israel, pensando que el niño Jesús había nacido allí, ¿de qué otra forma podía ser si estaban buscando al rey del universo? Pero Dios nos sorprende al elegir otro lugar para dejarse encontrar: Belén de Judá, un pequeño pueblo que era despreciado por todos menos por el profeta. En nuestras vidas, buscamos el poder de Dios en grandes manifestaciones, pero no nos damos cuenta de que Él actúa por medio de los pequeños. Los Magos se pusieron en camino y del palacio llegaron a una casa pobre; allí encontraron a María con el niño.

¿Dónde estás buscando la presencia de Dios en esta Navidad? ¿Te has puesto en camino, como los magos, o sigues instalado en el palacio de la comodidad, de la separación del otro…? ¿Por medio de qué signos de la actualidad te está invitando Jesucristo a seguirle?



6. Oración final y colocación de las figuras de los Reyes en camino en el pesebre:

Ven Espíritu de Dios a mi corazón,

no veas el sucio que pueda haber en él

y ayúdame a limpiarlo;

dame ojos nuevos para poder reconocer tu presencia

allí, donde nadie piensa que puedas estar;

dame pies nuevos para salir de mi palacio

y caminar, como los Magos, hasta tu pequeña casa de Belén.

Te doy gracias, porque cada día haces nueva mi existencia,

y así me haces testigo de tu amor con los hombres.

Que mi oro, mi incienso y mi mirra,

sean mi corazón, mi misericordia y mi acción.

Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

(Mientras se colocan las figuras en el pesebre se puede cantar Fuego al cañón)



7. Despedida:

El Señor que nos pone en camino hacia su encuentro, nos bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén

Noveno día, 24 de diciembre:

El Niño Jesús



1. Saludo y Aguinaldo inicial:

2. Se saluda a los presentes con estas u otras palabras similares:

Esta noche es nochebuena y mañana es Navidad. Hoy se reúnen las familias para cenar juntos y abrir los regalos. También es tradición colocar juntos el Niño Jesús en el Pesebre, llenando de contenido esta fiesta. Tomemos unos minutos y reflexionemos el sentido del acontecimiento que estamos celebrando en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Se canta Cantemos, cantemos.



3. Oración para todos los días: (página 6)



4. Presentación del personaje del día:

Jesucristo es la verdadera razón de esta fiesta. La Navidad es el nacimiento de Jesús, y decir que Dios se ha hecho hombre, es afirmar que no es un Dios lejano sino que ha querido asumir todos “los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres” de todos los tiempos, “sobre todo de los pobres y de cuantos sufren”.

Escuchemos la narración del nacimiento de Jesús según el Evangelio de San Lucas.



5. Lectura Bíblica (Lc 2,1-7):

Por aquellos días salió un decreto del emperador Augusto, por el que se debía proceder a un censo en todo el imperio. Este fue el primer censo, siendo Quirino gobernador de Siria.

Todos, pues, empezaron a moverse para ser registrados cada uno en su ciudad natal. José también, que estaba en Galilea, en la ciudad de Nazaret, subió a Judea, a la ciudad de David, llamada Belén, porque era descendiente de David; allí se inscribió con María, su esposa, que estaba embarazada.

Mientras estaban en Belén, llegó para María el momento del parto, y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, pues no había lugar para ellos en la sala principal de la casa.

Palabra del Señor.



6. Meditación:

Ante el misterio de la encarnación del Hijo de Dios, no se puede hacer más que callar y dejar que hable en nuestro corazón. Por ello, guardemos unos minutos de silencio y contemplemos al niño que hemos encontrado envuelto en pañales y acostado en un pesebre.



7. Oración final y colocación de la figura del Niño Jesús en el pesebre:

Querido Niño Jesús,

así comenzábamos nuestras cartas a ti cuando éramos pequeños,

hoy queremos decírtelo porque hemos encontrado

la grandeza de tu amor por nosotros.

En nuestro caminar, nos hemos apartado de ti,

pero hoy queremos descubrirte de nuevo,

recibirte y seguirte por donde nos lleves,

porque reconocemos que tú eres el Señor del universo,

el Rey de la Gloria por siempre. Amén.

(Mientras se coloca la figura en el pesebre se puede cantar Niño Lindo)



8. Despedida:

El Dios de la Vida, que nos ha regalado al niño Jesús para nuestra redención, nos bendiga en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Todo sobre la Navidad

25 de Diciembrey las fiestas paganas

El día de Navidad es el 25 de diciembre, cuando se conmemora el Nacimiento de Jesucristo en Belén según los evangelios de San Mateo y San Lucas. Después de la Pascua de Resurrección es la fiesta más importante del año eclesiástico.

Como los evangelios no mencionan fechas, no es seguro que Jesús naciera ese día. De hecho, el día de Navidad no fue oficialmente reconocido hasta el año 345, cuando por influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianzeno se proclamó el 25 de diciembre como fecha de la Natividad.

De esta manera seguía la política de la Iglesia primitiva de absorber en lugar de reprimir los ritos paganos existentes, que desde los primeros tiempos habían celebrado el solsticio de invierno y la llegada de la primavera.

La fiesta pagana más estrechamente asociada con la nueva Navidad era el Saturnal romano, el 19 de diciembre, en honor de Saturno, dios de la agricultura, que se celebraba durante siete días de bulliciosas diversiones y banquetes.

Al mismo tiempo, se celebraba en el Norte de Europa una fiesta de invierno similar, conocida como Yule, en la que se quemaban grandes troncos adornados con ramas y cintas en honor de los dioses para conseguir que el Sol brillara con más fuerza.

Edad Media,nacimientos y villancicos
Una vez incorporados estos elementos, la Iglesia añadió posteriormente en la Edad Media el nacimiento y los villancicos a sus costumbres. En esta época, los banquetes eran el punto culminante de las celebraciones. Todo esto tuvo un abrupto final en Gran Bretaña cuando, en 1552, los puritanos prohibieron la Navidad. Aunque la Navidad volvió a Inglaterra en 1660 con Carlos II, los rituales desaparecieron hasta la época victoriana.

Siglo XIX,árbol y postales de Navidad
La Navidad, tal como la conocemos hoy, es una creación del siglo XIX. El árbol de navidad, originario de zonas germanas, se extendió por otras áreas de Europa y América. Los villancicos fueron recuperados y se compusieron muchos nuevos (la costumbre de cantar villancicos, aunque de antiguos orígenes, procede fundamentalmente del siglo XIX). Las tarjetas de navidad no empezaron a utilizarse hasta la década de 1870, aunque la primera de ellas se imprimió en Londres en 1846.

Santa Claus yel Espíritu de Navidad
La familiar imagen de Santa Claus, con el trineo, los renos y las bolsas con juguetes, es una invención estadounidense de estos años, aunque la leyenda de Papá Noel sea antigua y compleja, y proceda en parte de San Nicolás y una jovial figura medieval, el espíritu de navidad. En Rusia lleva tradicionalmente un cochinillo rosa bajo el brazo.

Navidad hoy día
Actualmente, la Navidad es tiempo de gran actividad comercial e intercambio de regalos, reuniones y comidas familiares.
En Occidente se celebra la Misa del gallo en iglesias y catedrales. En los países de América Latina, de arraigada tradición católica, se celebra especialmente la Nochebuena (24 de diciembre) con una cena familiar para la que se elaboran una diversidad de platos, postres y bebidas tradicionales.
También se acostumbra asistir a la Misa del gallo y celebrar con cohetes y fuegos artificiales.

La palabra "navidad"

es una contracción de "natividad", que significa natalicio. Esta fiesta hizo su aparición en la Iglesia Católica y de allí se extendió al protestantismo y al resto del mundo.
Ahora bien, de donde la recibió la Iglesia Católica? No fue de las enseñanzas del Nuevo Testamento. No fue de la Biblia ni de los apóstoles quienes habían sido instruidos personalmente por Jesucristo. La Navidad se introdujo en la Iglesia durante el siglo cuarto, proveniente del paganismo.

Puesto que la celebración de la Navidad fue introducida en el mundo por la Iglesia Católica Romana y no tiene otra autoridad que la de ella misma, veamos lo que dice al respecto la Enciclopedia Católica (edicion de 1911):

"La Navidad no estaba incluida entre las primeras festividades de la Iglesia... losprimeros indicios de ella provienen de Egipto... Las costumbres paganas relacionadas con el principio de enero se centraron en la fiesta de la Navidad.

En la misma enciclopedia, bajo "Día Natal", encontramos que Orígenes, uno de los padres de la Iglesia, reconoció la siguiente verdad: "...No vemos enlas Escrituras que nadie haya guardado una fiesta ni celebrado un gran banquete el día de su natalicio. Solo los pecadores (como Faaraon y Herodes) celebraban con gran regocijo el día en que nacieron en este mundo". La Encyclopedia Británica, edicion de 1946, dice: "La Navidad no se contaba entre las antiguas festividades de la Iglesia... " No fue instituida por Jesucristo ni por los apóstoles, ni por autoridad bíblica. Fue tomada más tarde del paganismo.La Enciclopedia Americana, edición 1944, dice: "La Navidad... de acuerdo con muchas autoridades no se celebró en los primeros siglos de la Iglesia Cristiana, ya que la costumbre del cristianismo en general era celebrar no el natalicio sino la muerte de personas importantes. La Pascua, instituida porautoridad bíblica en el Nuevo Testamento, es una conmemoración de la muerte de Cristo. En el siglo quinto, la Iglesia Occidental dio orden de que fuese celebrada para siempre, en el mismo día de la antigua festividad romana en honor del nacimiento del sol, ya que no se conocía la fecha exacta del nacimiento de Cristo".
Estas autoridades históricas demuestran que durante los primeros dos o tres siglos de nuestra era, los cristianos no celebraban la Navidad. Esta fiesta fue introducida en la Iglesia Romana en el siglo cuarto de nuestra era y no fue hasta el siglo quinto que la establecieron oficialmente como fiesta cristiana.

Cualquier enciclopedia u otra autoridad nos puede confirmar el hecho de que Cristo no nació un 25 de diciembre. La enciclopedia Católica lo dice claramente.
La fecha exacta del nacimiento de Jesucristo es totalmente desconocida. Las sagradas escrituras no revelan este acontecimiento.
La nueva enciclopedia de conocimiento religioso, de Schaff-Herzog, lo explica claramente en su artículo sobre la Navidad: "No puede determinarse con precisión hasta que punto la fecha de de esta festividad dependió de la pagana Brumalia (25 de diciembre), que seguía a la Saturnalia (17-24) de diciembre y conmemoraba el día más corto del año y el nuevo sol.

Antifona de la O sentido y significado.

LAS ANTÍFONAS DE LA O

Son muy importantes las llamadas «antífonas de la 0», que se rezan en las vísperas desde el 17 hasta el 23 de diciembre. Son un eco de las profecías de Isaías. Algunas están contenidas en el himno «Cielos, lloved vuestra justicia». Pueden ser un texto muy apto para la oración profunda.
17 Diciembre:

Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín y ordenándolo todo con firmeza y suavidad, ¡ven y muéstranos el camino de la salvación!

18 Diciembre:
Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley, ¡ven a librarnos con el poder de tu brazo!

19 Diciembre:
Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos, ante quien los reyes enmudecen y cuyo auxilio imploran las naciones, ¡ven a librarnos, no tardes más!

20 Diciembre:
Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel, que abres y nadie puede cerrar, cierras y nadie puede abrir, ¡ven y libra los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte!

21 Diciembre:
Oh Sol que naces de lo alto, Resplandor de la Luz Eterna, Sol de justicia, ¡ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte!

22 Diciembre:
Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo, ¡ven y salva al hombre que formaste del barro de la tierra!

23 Diciembre:
Oh Emmanuel, Rey y Legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos, ¡ven a salvarnos, Señor Dios nuestro!

L A S A N T Í F O N A S «O»

Las antífonas de la O son siete, y la Iglesia las canta con el Magnificat del Oficio de Vísperas desde el día 17 hasta el día 23 de diciembre. Son un llamamiento al Mesías recordando las ansias con que era esperado por todos los pueblos antes de su venida, y, también son, una manifestación del sentimiento con que todos los años, de nuevo, le espera la Iglesia en los días que preceden a la gran solemnidad del Nacimiento del Salvador.
Se llaman así porque todas empiezan en latín con la exclamación «O», en castellano «Oh».

También se llaman «antífonas mayores».

Fueron compuestas hacia los siglos VII-VIII, y se puede decir que son un magnífico compendio de la cristología más antigua de la Iglesia, y a la vez, un resumen expresivo de los deseos de salvación de toda la humanidad, tanto del Israel del A.T. como de la Iglesia del N.T.
Son breves oraciones dirigidas a Cristo Jesús, que condensan el espíritu del Adviento y la Navidad. La admiración de la Iglesia ante el misterio de un Dios hecho hombre: «Oh». La comprensión cada vez más profunda de su misterio. Y la súplica urgente: «ven»
Cada antífona empieza por una exclamación, «Oh», seguida de un título mesiánico tomado del A.T., pero entendido con la plenitud del N.T. Es una aclamación a Jesús el Mesías, reconociendo todo lo que representa para nosotros. Y termina siempre con una súplica: «ven» y no tardes más.

O Sapientia = sabiduría, Palabra
O Adonai = Señor poderoso
O Radix = raíz, renuevo de Jesé (padre de David)
O Clavis = llave de David, que abre y cierra
O Oriens = oriente, sol, luz
O Rex = rey de paz
O Emmanuel = Dios-con-nosotros.

Leídas en sentido inverso las iniciales latinas de la primera palabra después de la «O», dan el acróstico «ero cras», que significa «seré mañana, vendré mañana», que es como la respuesta del Mesías a la súplica de sus fieles.
Se cantan -con la hermosa melodía gregoriana o en alguna de las versiones en las lenguas modernas- antes y después del Magnificat en las Vísperas de estos siete días, del 17 al 23 de diciembre, y también, un tanto resumidas, como versículo del aleluya antes del evangelio de la Misa.
El hombre es desde su caída un insensato privado casi de razón y sin gusto hacia los verdaderos bienes; su conducta inspira horror y compasión y necesita la sabiduría."Para calmar el la impaciencia de nuestro espíritu, la Iglesia ha establecido la fiesta de la Expectación del parto o la espera del divino alumbramiento. Esta fiesta fijada en el 16 de diciembre, continúa hasta Navidad. Desde el día precedente la Iglesia canta en las Vísperas las grandes antífonas. Se llaman vulgarmente antífonas de la O, o las O de Navidad, porque principian con esta invocación. Imposible es tener fe y no entrar al recitarlas en los sentimientos que expresan, y unirse a los suspiros y gemidos de los Patriarcas. Estas antífonas expresan por su variedad las diferentes cualidades del Mesías y las diversas necesidades del linaje humano.

El hombre es desde su caída un insensato privado casi de razón y sin gusto hacia los verdaderos bienes; su conducta inspira horror y compasión y necesita la sabiduría. La Iglesia la pide para él con la primera antífona: O Sapientia: ¡Oh Sabiduría que saliste de la boca del Altísimo, que alcanzas tu fin con fuerza, y dispones todas las cosas con dulzura! Ven a enseñarnos la senda de la prudencia”.

El hombre es desde su caída esclavo del demonio, y tiene necesidad de un poderoso Libertador. La Iglesia lo pide para él con la segunda antífona: O Adonai: "¡Oh Dios poderoso y guía de la casa de Israel, que te mostraste a Moisés en la zarza encendida y le diste a ley del Sinaí!"Ven a rescatarnos con el poder de tu brazo”.

El hombre desde su caída está vendido a la iniquidad, y necesita un Redentor. La Iglesia lo pide para él en la tercera Antífona: O radia Jesé: “¡Oh raíz de Jesé, que está expuesta como una bandera a los ojos de las naciones, ante la cual guardarán silencio los reyes, y a la que ofrecerán los gentiles sus oraciones! ven a rescatarnos, no tardes”.

El hombre es desde su caída un preso encerrado en la cárcel tenebrosa del error y de la muerte, y necesita una llave para salir. La Iglesia la pide con la cuarta antífona: O clavis David: “¡Oh llave de David, que abres y nadie cierra, que cierras y nadie abre! Ven y saca al preso de la cárcel, al desgraciado que yace en las tinieblas a la sombra de la muerte”.

El es ciego desde su caída, y necesita un sol que le ilumine. La Iglesia lo pide para él con co la quinta antífona: O Oriens; ¡Oh Oriente, esplendor de la luz eterna y sol de justicia! Ven y alumbra a los que yacen en las tinieblas y en la sombra de la muerte.”

El hombre desde su caída está enteramente mancillado, y necesita un santificador. La Iglesia lo pide por él con la sexta antífona: O Sancte Sanctorum: ¡Oh Santo de los Santos, espejo sin mancha de la majestad de Dios e imagen de su bondad! Ven a destruir la iniquidad y traer la justicia eterna”.

El hombre es desde su caída como una gran ruina, y necesita un restaurador. La Iglesia lo pide para él con la séptima antífona: O Rex gentium: ¡Oh Rey de las naciones, Dios y Salvador de Israel, piedra angular que unes en un solo edificio a los Judíos y a los gentiles! Ven y salva al hombre que has formado del barro de la tierra”.

El hombre desde su caída ha doblegado la cabeza bajo el yugo de todas las tiranías, y tiene necesidad de un legislador equitativo. La Iglesia lo pide para él con le octava antífona: O Emmanuel: “¡Oh Emmanuel, nuestro rey y Legislador, expectación de las naciones y objeto de sus deseos! Ven a salvarnos, Señor Dios nuestro”.

El hombre desde su caída es una oveja descarriada y expuesta al furor de los lobos, y necesita un Pastor que le defienda y le guíe a buenos pastos. La Iglesia lo pide para él con la novena antífona: O Pastor Israel: “¡Oh Pastor y dominador de la casa de David! Tú que eras en el principio desde el día de la eternidad, ven a apacentar a tu pueblo en toda la extensión de tu poder, y reina sobre él en la justicia y la sabiduría!”

¿Han oído cosa más interesante y completa que estas magnificas invocaciones? Nos parece que una de las mejores preparaciones para la fiesta de Navidad es el repetir con frecuencia estas bellas antífonas, empapándonos en los sentimientos que expresan. ¡Oh! Sí; si queremos pasar santamente el tiempo del Adviento, unamos nuestros suspirosa los de la Iglesia, los Patriarcas, los Profetas y justos d la antigua Ley; adoptemos alguna de sus ardientes palabras; que sea nuestra oración jaculatoria de cada día, y si es posible, de cada hora del día, para que Dios pueda decir de nosotros: He aquí un hombre de deseo, y nos atenderá. Si lo preferimos, elijamos entre las oraciones siguientes que son igualmente propias para formar en nosotros las disposiciones que pide la Iglesia: Te suplico, Señor, que envíes al que has de enviar, Ven, Señor Jesús, y no tardes; cielos ábranse y dejen que baje su rocío. Divino Niño Jesús, ven a nacer en mi corazón para desterrar de él al pecado y colocar tus virtudes.

Unamos a la oración u recogimiento mayor, una vigilancia mas continua; descendamos con más frecuencia al fondo de nuestra alma, a fin de purificarla y embellecerla pensando que debe ser la cuna del Niño divino. Sin embargo, la grande preparación es renunciar al pecado, al pecado mortal especialmente, pues ¿qué puede haber de común entre el Hijo de María y un corazón manchado de iniquidades?

Escuchemos a san Carlos exhortando a su pueblo a santificar el Adviento, y apropiémonos de las palabras del gran Arzobispo: “Durante el Adviento debemos prepararnos para recibir al Hijo de Dios que abandona el seno de su Padre para hacerse hombre, y platicar nosotros; es preciso destinar un poco del tiempo que consagramos a nuestras ocupaciones a meditar en silencio sobre las preguntas siguientes: ¿Quién es el que viene? ¿De dónde viene? ¿Cómo viene? ¿Cuáles son los hombres para los que viene? ¿Cuáles son los motivos y cuál debe ser el fruto de su venida? Cifremos en él nuestras aspiraciones todas a imitación de los justos y Profetas del Antiguo Testamento que por tanto tiempo le esperaron, y para abrirle el camino de nuestro corazón purifiquémonos por medio de la confesión, el ayuno y de la comunión.

No olvidemos que antiguamente se ayunaba durante todo el Adviento, como vigilia de Navidad, y los que tal cosa practican lo carecía de razón, pues la grandeza y la santidad de la fiesta exigen indudablemente tan dilatada vigila y tan grande preparación; ya que no lo hagamos como ellos, ayunemos al menos un día o muchos por semana según la devoción de cada uno. En un tiempo en que el Padre eterno nos dio y nos da todos los años a su propio Hijo como una inmensa limosna, y como un tesoro de gracias y de misericordia, es necesario derramar más abundantes limosnas en el seno de los pobres y aplicarse más que nunca a la práctica de buenas obras y a la lectura de libros piadosos. Finalmente, debemos disponernos para el primer advenimiento del Hijo de Dios, de un modo que podamos esperar su segundo advenimiento sin temor y con la confianza y alegría que son inseparables compañeras de una conciencia tranquila”.

Motivos poderosísimos nos obligan a seguir los consejos del grande Apóstol de los tiempos modernos; y a santificar el Adviento, y son:

1º La obediencia al precepto de la Iglesia. “Yo soy la voz que clama en el desierto: preparan los caminos del Señor, enderezcan sus senderos; la hoz llega ya a la raíz del árbol”. Esta es la excitación del santo Precursor dirigía a los Judíos hace referencia todos los hombres de todos los siglos; Jesucristo vino al mundo por todos, luego, todos tenemos el deber de recibirle, y por miedo de que descuidemos punto tan esencial, la Iglesia, siempre ocupada de la felicidad espiritual de sus hijos, y fiel intérprete de los divinos oráculos cuyo depósito le está confiado, proclama del modo más solemne y obligatorio la excitación del santo Precursor durante todo el tiempo del Adviento. La Judea se conmovió a los acentos de la voz profética que resonaba a orillas del Jordán; los sacerdotes, los levitas, los militares, los publicanos, los pecadores de toda clase acudían en tropel pidiendo el bautismo de de la penitencia; la misma resuena en nuestros templos, y ¿por ventura tenemos nosotros menos necesidad de conversión y de penitencia? ¿Acaso debemos temer menos al Dios que viene ahora como Salvador, y vendrá un día como Juez? Dejaremos que la Iglesia nos repita en vano: “Preparen sus corazones; pues su carne evrá en breve al Salvador enviado de Dios”?

2º La gratitud hacia el Salvador. ¿Qué era el hombre antes de la encarnación del Salvador? ¿Qué somos sin él? Pobres, ciegos, esclavos, víctimas del demonio, del pecado y del infierno, ¡cuánto le debemos! Y ¿qué no hizo el Hijo de Dios para iluminarnos, para librarnos, para rescatarnos, para devolvernos nuestros perdidos derechos? Un Dios que reviste la forma de esclavo, que se resigna a todas las miserias de la miserable humanidad; un Dios pobre, un Dios niño; ¿nada dirá esto a nuestro Corazón? Nosotros que somos agradecidos al menor beneficio, ¡no lo seremos por un Dios que se da él mismo a nosotros!

3º Nuestro interés espiritual. La fuente de gracia es inagotable y mana en todos tiempos; mas las grandes fiestas son días más propicios, días en que se derraman las gracias con mayor abundancia; pues la Iglesia, animada entonces del mismo espíritu, ofrece a Dios un más solemne homenaje, le dirige oraciones más fervientes, y le conmueve con sus sinceras lágrimas. Jesucristo nació para conseguir nuestra salvación, mas no concede sus gracias sino a los que se presentan con un corazón preparado para recibirlas; y las disposiciones que hallo en nosotros son la medida de sus favores. Pues bien, ¿no tenemos algo, mucho o poco que pedirle? Descendamos al fondo de nuestro corazón, interroguemos nuestra vida pasada, nuestro estado presente, nuestro porvenir, y el abismo de nuestras miserias contestará por nosotros.

Oración

Dios mío, que eres todo amor, gracias te doy por haber establecido el santo tiempo del Adviento con el fin de prepararme para la fiesta de Navidad; concédeme la gracias de que lo pase santamente.Me propongo amar a Dios sobre todas cosas, y a mi prójimo como a mí mismo por amor a Dios; y en testimonio de este amor, repetiré mientras dure el Adviento la siguiente oración: Divino Niño Jesús, ven a nacer en mi corazón