sábado, 2 de agosto de 2008

Virtudes Cardinales

En teolofía católica las virtudes cardinales infusas son hábitos que disponen al entendimiento y a la voluntad para obrar según el juicio de la razón iluminada por la fe para que ésta escoja los medios más adecuados al fin sobrenatural del hombre.Las cuatro virtudes morales principales son las que llamamos cardinales:
Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza.

El adjetivo “cardinal” se deriva del sustantivo latino “cardo”, que significa “gozne” (bisagra), y se les llama así por ser virtudes “gozne”, es decir que sobre ellas dependen las demás virtudes morales. Si un hombre es realmente prudente, justo, fuerte y templado espiritualmente, podemos afirmar que posee también las otras virtudes morales. Podríamos decir que estas cuatro virtudes contiene la semilla de las demás.

1ª Prudencia

La primera virtud cardinal es la Prudencia, que es la facultad de juzgar rectamente. Una persona temperamentalmente impulsiva, propensa a acciones precipitadas y sin premeditación y a juicios instantáneos, tendrá por delante la tarea de quitar estas barreras para que la virtud de la prudencia pueda actuar en él efectivamente. Resulta también evidente que, en cualquier circunstancia, el conocimiento y la experiencia personales facilitan el ejercicio de esta virtud. Un niño posee la virtud de la prudencia en germen; por eso, en asuntos relativos al mundo de los adultos, no puede esperarse que haga juicios prudentes, porque carece de conocimientos y experiencia.
La prudencia es tener criterio para pedir consejo, juzgar rectamente y decidir. El prudente puede ver en lo invisible


Segunda Virtud Cardinal
2ª Justicia

La segunda virtud cardinal es la Justicia, que perfecciona nuestra voluntad (como la prudencia nuestra inteligencia), y salvaguarda los derechos de nuestros semejantes a la vida y la libertad, a la santidad del hogar, al buen nombre y el honor, a sus posesiones materiales. Un obstáculo a la justicia, que nos viene fácilmente a la mente, es el prejuicio, que niega al hombre sus derechos humanos, o dificulta su ejercicio, por el color, raza, nacionalidad o religión. Otro obstáculo puede ser la tacañería natural, un defecto producto quizá de una niñez de privaciones. Es nuestro deber quitar estas barreras si queremos que la virtud de la justicia actúe con plenitud en nuestro interior.
La justicia: Es dar a cada uno lo que le corresponde, ser un amigo leal, honrado. Tratar a la gente como quieres que te traten a ti. Que pobre idea tienen de la justicia los que piensan que se refiere a la equidad de bienes materiales.

Tercera Virtud Cardinal
3ª Fortaleza

La Fortaleza, tercera virtud cardinal, nos dispone para obrar el bien a pesar de las dificultades. La perfección de la Fortaleza se muestra en los mártires, que dejaron la vida por su fe. Pocos de nosotros tendremos que afrontar una decisión que requiera tal grado de heroísmo. Pero la virtud de la Fortaleza no podrá actuar, ni siquiera en las pequeñas exigencias que requieran valor, si no quitamos las barreras que un conformismo exagerado, el deseo de no señalarse, de ser “uno más”, han levantado. Estas barreras son el irracional temor a la opinión pública, el miedo a ser criticados, menospreciados, o, peor aún, ridiculizados.
La Fortaleza: La tiene quien persevera en lo que debe hacer, el que no se dobla cuando vienen los problemas. Fuertes para cumplir las responsabilidades pero también para exigir las responsabilidades, el jefe que exige un buen trabajo, el que debe educar bien a sus hijos.

Cuarta Virtud Cardinal
4ª Templanza

La cuarta virtud cardinal e la Templanza, que nos dispone al dominio de nuestros deseos, y, en especial, al uso correcto de las cosas que placen a nuestros sentidos.
La templanza es necesaria especialmente para moderar el uso de los alimentos y bebidas, regular el placer sexual en el matrimonio. La virtud de la templanza no quita la atracción por el alcohol; por eso, para algunos, la única templanza verdadera será la abstinencia. La templanza no elimina los deseos, sino que los regula. En ese caso, quitar obstáculos consistirá principalmente en evitar las circunstancias que pudieran despertar deseos que, en conciencia, no pueden ser satisfechos
La Templanza: Modera la atracción de los placeres, domina la voluntad sobre el instinto. Que mal camino es hacer todo lo que al cuerpo le gusta, darle todo lo que pide, se acostumbra y eso hace que con el tiempo ya no tengamos fuerza para decir que no, cuando son cosas deshonestas
Virtudes Humanas

Piedad filial, patriotismo, obediencia, sinceridad, veracidad, liberalidad, paciencia, humildad, castidad, amistad, sencillez, lealtad, orden, paciencia, generosidad, responsabilidad y comprensión.

Además de las cuatro virtudes cardinales, hay otras virtudes morales. Sólo mencionaremos algunas, y cada cual, si somos sinceros con nosotros mismos, descubrirá su obstáculo personal.
Está la piedad filial (y por extensión también el patriotismo), que nos dispone a honrar, amar y respetar a nuestros padres y nuestra patria. Está la obediencia, que nos dispone a cumplir la voluntad de nuestros superiores. Están la veracidad, liberalidad, paciencia, humildad, castidad y muchas más; pero, en principio, si somos prudentes, justos, recios y templados aquellas virtudes nos acompañaran necesariamente como los hijos pequeños acompañan a papá y mamá.