sábado, 18 de octubre de 2008

Sencillez

1) La sencillez es apertura de corazón Es dejar entrar a Dios en mi alma, sin cerrarle la puerta con el pestillo del egoísmo. "El ángel entró en la presencia de María". ¡Qué fácil fue para Dios entrar en el corazón de María, alma sencilla, sin pliegues, sin fisuras! Dios no tuvo que derribar ningún muro en María. Es apertura de corazón a Dios, que es mi creador, para que Él entre, se pasee como Dios, Señor de mi huerto, de mi palacio de Ítaca...derrumbando tal vez ídolos a los que nuestro corazón tal vez adora ya. Es ofrecer mi corazón a Dios para que Él obra a través de mí. Pero también es apertura de corazón a mis hermanos: en un corazón sencillo hay prontitud para perdonar: no seamos basureros de rencores ni de resentimientos...perdonar las miserias de mis hermanos, comprenderlas. No rebajar, no asesinar, no fichar, no juzgar, no destruir, no criticar. Abrir el corazón al prójimo, a todos. La sencillez es librar el corazón de todo odio, malquerencia, venganza, librar mi corazón de todo más pensamiento sobre actitudes o comportamientos de mis hermanos.

2) La sencillez es apertura de mente Es dejarse interpelar por Dios sin pedir explicaciones, sin cavilar, sin cerrarle la puerta con el pestillo de mi racionalismo. "María has hallado gracia delante de Dios".El alma que no es sencilla siempre está complicándose, pidiendo explicaciones de todo. Cuando la luz de Dios encuentra un prisma que descompone esa palabra de Dios que viene a través del superior o de las normas...estamos ante un alma que no es sencilla.Cuando hay una nube que oscurece la claridad de Dios, con el pesimismo, el derrotismo, el desaliento, el tremendismo...estamos ante un alma que no es sencillez.Cuando en nosotros encontramos una lente que desvíe esa luz de Dios, y en vez de penetrar la refracta, la desvía para que rebote...estamos ante un alma que no es sencilla. Apertura de mente a Dios: que nos habla a través de su Palabra, los superiores, acontecimientos.Apertura de mente a mis hermanos, para abrirme a las opiniones de los demás, sin querer imponer la mía.

3) La sencillez es apertura de voluntad Es aceptar el plan de Dios sin regateos, sin cerrarle la puerta con el pes¬tillo de mi tacañería. "Hágase en mí según tu palabra". Es abandonar mi voluntad al querer de Dios. El hombre sencillo no tiene voluntad propia, la cede a Dios y Él se la potencia infinitamente. En la voluntad del alma sencilla no se debe oír sino la voz de Cristo, el mandato de Cristo...no otras voces de mando.

4) La sencillez es apertura de mis sentimientos Es intuir las necesidades y socorrer a los demás, sin cerrar el corazón con el pestillo de mi miopía y falta de abnegación. "Saludó a Isabel", "No tienen vino".

5) La sencillez es apertura de mi fe Es descubrir la mano de Dios en el sufrimiento, sin rebelarme a Él. "Estaba de pie junto a la cruz de su Hijo". El alma sencilla ve en todo la huella de Dios.

II. CAMPOS DE LA SENCILLEZ
1) Sencillez con Dios: aceptar su plan.
2) Sencillez con los superiores: aceptarlos como son, con sus defectos y limitaciones, "factores que no les impi¬den ser los auténticos representantes de Dios".
3) Sencillez con los demás: amoldándose a la gran riqueza que alberga una vida de comunidad en caracteres, tempe¬ramentos, personalidades, psicologías. Aporta alegría, optimismo, seriedad, responsabilidad, iniciativa, armo¬nía.
4) Sencillez conmigo mismo: no hacerme líos, no cavilar. Esto me destroza por dentro. Al pan, pan; y al vino, vino.

III. ENEMIGOS DE LA SENCILLEZ
1) Soberbia
2) Racionalismo
3) Cavilaciones
4) Tacañería
5) Respeto humano y falsos temores

IV. FRUTOS DE LA SENCILLEZ
1) Todo se explica mejor: vocación, obediencia, compromisos.
2) Todo se penetra mejor: el corazón del hombre, las necesidades de la Iglesia, de la Legión, las Constituciones.
3) Todo se afronta mejor: la vida, el sufrimiento, la dificultad.
4) Todo se sana mejor: heridas de la mente, del corazón y de los sentimientos

Diez consejos para vivir más sencillamente

1. Disfruta de tu hogarSiéntete cómodo en tu casa. Haz que sea y parezca simple. No la recargues de adornos innecesarios. Evita que el televisor haga las veces de «hogar» o chimenea, desplazándolo a un lugar menos visible o poniéndole puertas. Aprende a decorar y reparar las cosas con tus manos. Redescubre el rito de las comidas en familia y sin televisión. No seas esclavo .del teléfono. Invita a tus amigos a tu casa y hazles sentirse bienvenidos. ¿Por qué no les preparas tú mismo la comida?

2. Corta con «El Corte»No vuelvas a salir de tiendas por impulso o diversión, ni te creas todo lo que predican grades tiendas como, en España, “El Corte Inglés”. Evita que tu familia pase la tarde del sábado en la fórmula 9C: Coche (o carro en Hispanoamérica), centro comercial, compra, consola (de juegos de pago en vez de juegos en el parque), cine, cola (de la fila o de la famosa marca de Atlanta), cena y caravana (de vuelta a casa). No compres nunca en domingo. Establece días de consumo bajo o cero, en los que no se compra más que lo estrictamente necesario. Invierte más en las tiendas y comercios del barrio. Practica el trueque y el uso compartido. Compra cosas de segunda mano, productos con poco embalaje, de comercio justo y ecológico. Sé fiel a la regla de las tres erres: reducir, reutilizar y reciclar: Abre los armarios y despréndete de cuanto no hayas usado en el último año. Dónalo o véndelo a una tienda de segunda mano. Aprende a decir no. Evita acumular cosas y costumbres innecesarias.

3. Sé responsable con tu dineroSalda tus deudas. Intenta pagar siempre que puedas al contado; gastarás menos. Haz ajustes para vivir dentro de tus posibilidades. Analiza y recorta tus gastos. Calcula cuánto podrías ahorrarte si no compraras ciertos productos de marca. Que tu austeridad sea desde la alegría. Motívate con un compromiso solidario: lo que te sobra es lo que otra persona necesita para llevar una vida digna.

4. Detente a oler las floresQuítate el grillete de la muñeca -al menos de vez en cuando- deja de depender tanto del reloj. Escucha tu reloj interior. Tómate días de retiro, de verdadero descanso, sin programa alguno. No estés hasta la última hora del día haciendo cosas o viendo la televisión. Un día a la semana acuéstate y levántate antes. Huye de todo lo que «enganche» y cree adicción. Vivir equilibradamente implica saber combinar las actividades que nos agradan y recrean. Cuando algo se convierte en una obsesión hay que buscar la forma de liberarse de su esclavitud.

5. Viaja hacia dentroSal con tiempo y camina; tu ser entero lo agradecerá. Si has de tomar un vehículo, que sea de transporte público. Haz que el tiempo en el autobús o el tren sea enriquecedor y cada día te parecerá más gratificante respecto al tiempo perdido en los atascos. Viaja hacia tu mundo interior con un tiempo de calidad dedicado a la meditación; descubrirás paisajes increíbles y enriquecerás todas las dimensiones de tu vida. Escribe un diario y disfruta mas de tu existencia. Visita a la gente que está sola, y pasea también, con respeto y admiración, por sus mundos personales. Si quieres conocer de verdad el mundo, descúbrelo por carreteras secundarias, comiendo su comida, bebiendo su vino, bailando su música y estando en contacto con la realidad.

6. Apaga la teleEvita caer en la tentación de la televisión y su creciente número de canales como forma de pasar el tiempo. Cada día estamos ante ella una media de tres horas. Huye de la ilusión de que estás informado porque ves el telediario. Lee más. Pasea más. Escribe más a quienes amas. Aprende nuevas habilidades. Si hay niños pequeños en la casa, mira la tele con ellos y dales criterios para elegir. Dales alternativas, léeles cuentos, participa en sus juegos. Proponte leer todas las noches media hora. y recuerda: detrás de los medios de comunicación y de Internet hay grandes intereses políticos, sociales y económicos. Sé crítico con la información y contrástala. Separa los hechos de las opiniones y busca apasionadamente la verdad en todo momento, sin dejarte manipular.

7. Vive en la realidadCuida las relaciones humanas cercanas a ti y no caigas en una vida de simples amistades «virtuales». Convivir con los demás es siempre más difícil-y hermoso- que charlar con desconocidos en la red. El amor verdadero se vive en la vida diaria. Es más bonito y enriquecedor jugar un partido de fútbol o baloncesto que echar una partida con un simulador virtual. Un tamagotchi nunca será igual que una mascota.

8. No corras detrás de todo lo nuevoLas nuevas tecnologías deben estar a nuestro servicio, no al revés. Utiliza el ordenador como herramienta y no como un fin en sí mismo. Compra sólo la cantidad de programas, periféricos y accesorios que vayas a utilizar. Párate a pensar si de verdad necesitas un teléfono móvil. Hay muchas formas de invertir tus recursos económicos que pueden ser más interesantes, humanamente enriquecedoras y baratas que el último videojuego.

9. Lleva una vida sana y cercana a la naturalezaHaz ejercicio regularmente, pero sin caer en el culto al cuerpo perfecto. Cambia de hábitos alimentarios y renuncia totalmente a la comida basura. Utiliza productos menos procesados, más naturales. Consume más productos frescos, verduras y legumbres. Redescubre los sabores puros de la leche, el agua... y el vino. Asocia siempre el tiempo libre con la naturaleza. Date tiempo suficiente para dormir. Evita caer en la dependencia del alcohol, el tabaco y otros tipos de drogas. No merecen la pena.

10. Recupera el sentido de comunidadNo caigas en el sedentarismo. Comprométete en actividades que te obliguen a salir de casa. Conoce a tus vecinos. Participa en las asambleas de tu parroquia y en los grupos de jóvenes y de tiempo libre de tu barrio. Comprométete en acciones comunitarias o en una ONG. Sé solidario, sé un voluntario. Comparte lo que tienes, sobre todo lo que te sobra. Camina con otros por esta senda de una vida más simple y plena.